El 27 de octubre, la situación en la región de Briansk, Rusia, se ha agravado tras ataques perpetrados por el Ejército de Ucrania, resultando en la muerte de al menos tres personas. Estos eventos subrayan la escalofriante continuación de la invasión iniciada en febrero de 2022, que ha dejado un rastro de destrucción por ambas partes del conflicto.

Alexander Bogomaz, el gobernador de Briansk, informó a través de su canal de Telegram que un dron impactó un minibús que transportaba civiles en la localidad de Pohar, cobrándose la vida de un conductor y causando heridas a cinco pasajeros. Bogomaz condenó lo que describió como un acto de terrorismo por parte de las fuerzas ucranianas, calificando el ataque como un ejemplo de las atrocidades que el régimen de Kiev continúa perpetrando contra la población civil.

Desde la región de Donetsk, también bajo control ruso, Denis Pushilin, el gobernador prorruso, notificó sobre la muerte de dos mujeres, nacidas en 1927 y 1953, a causa de otro ataque aéreo. Pushilin extendió sus condolencias a las familias de las víctimas, enfatizando la devastación personal que estos ataques continúan causando.

En respuesta a estos incidentes, las autoridades rusas reportaron el derribo de aproximadamente 200 drones ucranianos, de los cuales 40 fueron neutralizados en la región de Moscú, donde se especula que alrededor de 35 dirigían sus trayectorias hacia la capital. Sin embargo, los informes hasta el momento no han proporcionado detalles sobre posibles víctimas o daños en Moscú.

El Ministerio de Defensa de Rusia declaró que en las horas recientes se han destruido un total de 193 drones ucranianos, desglosando la cifra por regiones: 47 en Briansk, 42 en Kaluga y otros 40 en Moscú, entre otros lugares. Igualmente, se mencionó que 32 drones fueron derribados en Tula y otros en varias ciudades rusas, aunque Ucrania no ha dado ningún comentario oficial sobre los objetivos de estas operaciones aéreas.