
El 8 de mayo de 2023, en un histórico evento que marca un capítulo significativo en la Iglesia Católica, el cardenal Robert Prevost fue consagrado como el 267.º Papa, tomando el nombre de León XIV. Apareciendo ante una multitud de 45,000 personas en la emblemática Plaza de San Pedro a las 19:22 horas, su elección ha sido un momento de gran relevancia, tanto para los fieles como para el liderazgo de la iglesia.
Prevost, que también lleva la nacionalidad peruana y cuenta con raíces españolas, se convirtió en el primer Papa estadounidense y el primer agustino en ocupar esta posición. En su mensaje inaugural, se dirigió a católicos de todo el mundo, recordando la importancia de obras de paz y unidad dentro de la Iglesia. "Anhelamos ser una Iglesia sinodal", afirmó desde la famosa plataforma de San Pedro, marcando así su compromiso hacia una mayor inclusión y diálogo.
A la edad de 69 años, Prevost aporta a su nuevo rol una vasta experiencia en el servicio religioso. Su carrera lo llevó a ser muy cercano al Papa Francisco, quien lo nombró en 2023 como prefecto del Dicasterio para los Obispos, el organismo encargado de la selección de obispos. Este nombramiento fue una señal de confianza en su capacidad para guiar la Iglesia en tiempos desafiantes.
Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Prevost proviene de una familia con herencia española. Se unió a la Orden de San Agustín en 1977, realizando sus votos en 1981. Su educación incluye una licenciatura en Ciencias Matemáticas, una maestría en Divinidad y un doctorado en Derecho Canónico por instituciones de renombre. Su tesis se centró en el rol del prior local dentro de su orden religiosa.
A lo largo de su vida sacerdotal, Prevost ha ocupado roles clave, incluyendo la dirección de varios proyectos misioneros en Perú. A pesar de las controversias que le han rodeado, incluyendo acusaciones de encubrimiento de casos de abuso sexual —que la diócesis ha negado—, él se mantiene firme en su compromiso con la misión de la Iglesia. Un periodista peruano que investigó estas acusaciones ha defendido al cardenal, calificándolas de completamente infundadas.
Después de ser ordenado sacerdote en 1982, Prevost se trasladó a Perú donde trabajó en distintas responsabilidades, incluyendo la formación de nuevos sacerdotes. Su liderazgo se ha extendido sobre varias diócesis y ha sido un ferviente defensor de la labor misionera de la Iglesia en la región.
Durante su regreso a su provincia de Chicago en 2013, continuó su labor educativa y pastoral hasta que fue nombrado obispo de Chiclayo en 2014. Su ascenso dentro de la jerarquía eclesiástica fue rápido, siendo designado más tarde como vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana y formando parte de importantes congregaciones en el Vaticano.
Su trabajo en bien de la Iglesia ha sido reconocido por su participación activa en siete dicasterios del Vaticano, lo que muchos interpretan como un signo de la confianza del Papa Francisco. Prevost comparte con Bergoglio la visión de una Iglesia que se preocupa por los pobres y busca justicia social, manteniendo un enfoque claro en la autenticidad del Evangelio.
En sus declaraciones, ha subrayado la necesidad de una Iglesia que camine junto a los necesitados, y ha admitido la urgencia de abordar problemas globales como el cambio climático. No obstante, se ha manifestado en contra de la ordenación de mujeres, argumentando que esto no resolvería los problemas y podría generar nuevos desafíos en la estructura eclesiástica.
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