
El cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, se encuentra entre los seis electores españoles que participarán en el cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco, que comenzará el próximo 7 de mayo. Aunque su nombre ha surgido como un posible candidato al papado, su edad de 79 años y su inclinación hacia la política podrían ser factores desventajosos según algunos analistas. Recientemente, Omella manifestó que nunca ha considerado la posibilidad de convertirse en Papa.
Originario de Cretas, en la provincia de Teruel, Omella nació en 1946 y recibió su formación en el Seminario de Zaragoza y en instituciones de los Padres Blancos en Lovaina y Jerusalén. Fue ordenado sacerdote en 1970 y, a lo largo de su carrera, ha ocupado diversos cargos, incluyendo coadjutor y párroco entre 1990 y 1996, así como Vicario Episcopal en Zaragoza. Durante un año, también cumplió una misión en Zaire.
En 1996, fue nombrado obispo auxiliar de Zaragoza y un año después se convirtió en obispo de Barbastro-Monzón. Entre 2001 y 2003, asumió el rol de Administrador Apostólico en Huesca y Jaca. Su carrera continuó ascendiendo, y en 2004 fue nombrado obispo de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño. En 2013, recibió el título de Prior Honorario de la Virgen de Valvanera por su dedicación a la peregrinación de la Virgen en La Rioja durante el Año de la Fe.
Su influencia se manifestó notablemente cuando fue elegido como miembro de la Congregación para los Obispos en 2014, cargo que renovó en 2017. En ese mismo año, el Papa Francisco lo nombró miembro del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica. En 2015, se oficializó su nombramiento como Arzobispo de Barcelona, y en 2017, fue creado cardenal, asumiendo el título de Santa Cruz de Jerusalén. Desde 2023, también forma parte del Consejo de Cardenales.
Dentro de la Conferencia Episcopal Española (CEE), ha sido presidente entre marzo de 2020 y marzo de 2024, además de ser parte de la Comisión Permanente y del Consejo de Cardenales. Su trayectoria incluye el Comité Ejecutivo de 2017 a 2020 y una larga participación en diversas comisiones episcopales, demostrando un compromiso claro con los asuntos sociales y educativos de la Iglesia.
El cardenal ha expresado su preocupación por la situación política en Cataluña. En una entrevista en 2024, señaló que la tensión del 'procés' había disminuido y apoyó al gobierno actual en su esfuerzo por construir puentes dentro de la sociedad catalana y hacia el resto de España. Este interés lo llevó a intentar mediar entre Mariano Rajoy, entonces presidente del Gobierno, y Carles Puigdemont en 2017, durante la crisis del referéndum de independencia.
Puigdemont más tarde criticó su papel como mediador, afirmando que Omella actuó más como un político que como un hombre de Iglesia. A pesar de las críticas, el cardenal ha defendido la labor de la Iglesia en la educación, argumentando que los niños pertenecen a las familias y no al Estado, en contraposición a las declaraciones de la exministra Isabel Celaá.
Atento a los eventos recientes, Omella se refirió al arquitecto Antoni Gaudí, declarado 'venerable' por el Papa, como un avance significativo hacia su beatificación. Reconoció el impacto de Gaudí en la Sagrada Familia y su dedicación a la gloria de Dios. Este 6 de mayo, dirigió una carta a los fieles de Barcelona, subrayando que muchos cardenales nuevos participan por primera vez en un cónclave, y enfatizó la importancia de este momento en la Iglesia. Defendió la idea de que el verdadero objetivo no es ser progresistas o conservadores, sino ser fieles al Evangelio.
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