Estudio de Greenpeace revela que la ropa reciclada viaja 9.000 km antes de acabar en vertederos de Asia y África.
La ONG Greenpeace ha efectuado un exhaustivo seguimiento de la trayectoria de varias prendas de ropa de segunda mano, las cuales han recorrido más de 205.121 kilómetros. Esta distancia, sorprendentemente, equivale a dar cinco vueltas completas alrededor del planeta. Este hallazgo ha sido revelado en un informe que coincide con la llegada del Black Friday, un evento que, según la organización, exacerba el consumismo y tensiona aún más las ya frágiles condiciones del medio ambiente.
Los análisis realizados por Greenpeace España muestran que la ropa de segunda mano viaja, en promedio, cerca de 9.000 kilómetros antes de ser desechada, con un alto porcentaje que termina lamentablemente en África o Asia. Este estudio se ha llevado a cabo monitorizando 29 prendas recogidas de diversos contenedores de ropa, aunque finalmente solo se han podido extraer datos de 23 de ellas.
En el transcurso de más de quince meses, Greenpeace ha seguido el viaje de estas prendas y ha observado que su recorrido no parece encontrar fin. "Se han acumulado más de 205.121 kilómetros, lo que corresponde a cinco vueltos completos a la Tierra", afirmaron los responsables de la investigación. Este trabajo de campo ha corroborado que, tras depositar ropa en contenedores de recogida selectiva en España, la mayoría de estas prendas son enviadas a países del Sur Global, dejando atrás la posibilidad de reutilización dentro del país.
A lo largo de estos trece meses, los datos obtenidos mediante dispositivos geolocalizadores han mostrado una dispersión alarmante de estas prendas. Para noviembre de 2023, se confirmó que el 92 % de las prendas monitorizadas se encontraba fuera de España, distribuidas en once naciones de cuatro continentes diferentes: desde Emiratos Árabes Unidos hasta Chile, pasando por Pakistán, Marruecos y otros relevantes destinos.
A la luz de datos oficiales de la Agencia Tributaria, se revela que un impresionante 92 % de los residuos textiles exportados desde España en 2023 corresponde a ropa usada, alcanzando las 129.705 toneladas. Documentos de Greenpeace han señalado que una gran cantidad de esta ropa termina en vertederos, ya sean legales o ilegales, en diversas naciones africanas o asiáticas, donde se quema o se convierte en trapos. La magnitud del problema ha llevado incluso al sector a reconocer que no tiene la capacidad adecuada para gestionar el volumen de prendas desechadas.
Desde el punto de vista de Greenpeace, estos datos apenas raspan la superficie del problema, ya que se estima que solo un 4 % de la ropa usada en España es recogida de manera selectiva. Esto sugiere que el problema podría ser considerablemente mayor de lo que la ONG ha podido documentar hasta ahora. Históricamente, las empresas del sector de la moda han gestionado la recogida de prendas de forma voluntaria, aunque se espera que, a partir de 2025, dicha responsabilidad se convierta en un imperativo legal según las nuevas normativas establecidas por la legislación europea.
La coordinadora de la investigación, Sara del Río, ha subrayado que el modelo de "comprar y tirar" que promueve la industria de la moda ha superado ampliamente los límites sostenibles del planeta. Aumentar este consumo solo agudizará los efectos ambientales y sociales negativos ya existentes. Alentó al público a ser responsable diciendo: "Si tienes que deshacerte de tu ropa, hazlo de forma adecuada, pero también recuerda no adquirir más prendas de las que realmente necesitas".
De cara al Black Friday, Greenpeace hace un llamado a los ciudadanos para que tomen conciencia sobre la gravedad del problema y moderen sus patrones de consumo, aunque también reconocen que la responsabilidad fundamental recae en la industria y las administraciones públicas.
La ONG destaca que la industria textil es responsable del 10 % de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global y que el transporte aéreo asociado a la "moda rápida" genera alrededor de 16 millones de toneladas de CO2. Un dato alarmante es que la producción de una sola camiseta de algodón consume aproximadamente 2.700 litros de agua, lo que equivale al agua que una persona consume en dos años y medio, mientras que un solo par de jeans requiere cerca de 7.500 litros, la cantidad de agua necesaria para que una persona sobreviva durante siete años.
Otro aspecto devastador es la contaminación que produce la industria textil en los recursos hídricos. Para procesos como el teñido o estampado se utilizan químicos tóxicos que a menudo terminan contaminando ríos y mares. Se estima que la industria de la moda es responsable del 20 % de las aguas residuales generadas anualmente en todo el mundo.
Greenpeace también ha querido poner especial énfasis en la realidad de la desigualdad y la pobreza asociadas a la industria textil. En países como Bangladesh, la industria representa el 20 % de su PIB y más del 80 % de los ingresos por exportaciones, empleando a 4,5 millones de personas, en su mayoría mujeres. Sin embargo, alarmantemente, el 90 % de estos trabajadores carece de recursos suficientes para alimentarse adecuadamente, lo que les obliga a recurrir a alternativas poco saludables o a endeudarse.
Finalmente, la organización ecologista ha señalado que el reciclaje de textiles ha alcanzado un punto máximo insostenible, similar a la situación con los plásticos de un solo uso, pues solo el 1 % de la ropa desechada es reciclada en nueva materia prima para fabricar otras prendas. Esta cifra pone de relieve la necesidad urgente de cambiar nuestros hábitos de consumo y exigir una mayor responsabilidad por parte de la industria textil.
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