En la ciudad eterna, Roma, el pasado 7 de mayo, el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, hizo un llamado urgente al Espíritu Santo para que ilumine a los cardenales que se preparan para el Cónclave, que comenzará este miércoles. Durante su homilía en la Misa previa a la elección del nuevo Papa, Re enfatizó la necesidad de un líder que responda a las realidades complicadas y dolorosas que enfrenta la humanidad en esta época de cambios vertiginosos y avances tecnológicos.

Re afirmó que el momento es crítico y que el elegido debe ser un Papa que despierte las conciencias de un mundo que, a pesar de sus progresos, parece cada vez más alejado de Dios. “Estamos aquí para implorar la guía del Espíritu Santo”, declaró, resaltando la importancia de la sabiduría divina en una elección tan significativa para la Iglesia y el mundo.

Subrayó que la tarea de los cardenales electores va más allá de las consideraciones personales y debe centrarse en los intereses de Dios y de la Iglesia. A su juicio, la responsabilidad de elegir al próximo Papa es monumental y debe llevarse a cabo con la mente y corazón abiertos a los valores que representan las enseñanzas de Jesucristo.

El decano también hizo hincapié en el papel esencial que desempeñará el nuevo sucesor de Pedro al fomentar la comunión entre los cristianos, los obispos y el Papa, una comunión que debe ser inclusiva y no autorreferencial. "La misión de la Iglesia es ser una verdadera ‘casa y escuela de comunión’", añadió, enfatizando la necesidad de un entendimiento auténtico entre las diversas culturas y pueblos.

Highlightó la importancia del amor que Cristo promulga, un amor sin límites que debe ser el motor de acción y pensamiento entre los seguidores del Evangelio. En un mundo que a menudo parece polarizado, Re volvió a hacer un llamado a la cooperación y a la unidad entre los católicos, insistiendo en que esta unidad no debe ser uniforme, sino rica en diversidad y fiel al mensaje cristiano.

La elección del nuevo Papa, según Giovanni Battista Re, no se trata simplemente de un cambio de liderazgos, sino de la continuidad del apostol Pedro en la historia de la Iglesia. Además, recordó que los votos de los cardenales se expresarán en la sagrada Capilla Sixtina, un lugar que simboliza la profunda presencia de Dios y el juicio que cada uno de ellos deberá enfrentar en algún momento.

Finalmente, el decano exhortó a todos a rezar por que el Espíritu Santo otorgue a la Iglesia un nuevo líder que esté acorde con el corazón de Dios y comprometido con el bienestar de la humanidad. Resaltó que el papel de la Iglesia es más crucial que nunca en la defensa de los valores fundamentales que sustentan la convivencia humana y asegurar un futuro mejor para las próximas generaciones.