
El gobierno estadounidense ha intensificado la investigación sobre el movimiento antifascista conocido como 'Antifa', considerado por la administración Trump como una amenaza significativa para la seguridad nacional. Este miércoles, el presidente Donald Trump manifestó su intención de declarar a este grupo como una organización terrorista internacional, una medida que se suma a la designación previa como terrorista nacional realizada el mes pasado.
Durante una reunión con altos funcionarios y miembros de la comunidad de comentaristas de derecha, Trump subrayó la peligrosidad del movimiento, afirmando que "han sido amenazantes para la gente", pero que su administración responderá con acciones mucho más contundentes. Reveló también que sospecha que algunas de las personas que financiaron Antifa pertenecen a su círculo personal.
El presidente, en un claro mensaje de advertencia, expresó su disposición a avanzar en la categorización de Antifa como una organización terrorista extranjera, abriendo la puerta a futuras medidas más severas. "Si ustedes están de acuerdo, yo también. Hagámoslo", enfatizó ante los miembros de su equipo.
En este sentido, el director del FBI, Kash Patel, aseguró que la agencia se dedicará a rastrear todos los fondos y organizaciones que apoyan a Antifa. Patel prometió que colaborará con el secretario de Estado, Scott Bessent, para desmantelar las estructuras financieras que han permitido la operatividad del grupo a lo largo del tiempo, un esfuerzo que describió como crítico en la lucha contra el extremismo.
La fiscal general Pam Bondi también tomó la palabra, comparando la estrategia que se implementará contra Antifa con las tácticas empleadas en la lucha contra los cárteles de drogas. Bondi destacó la importancia de desmantelar la organización sistemáticamente, "ladrillo a ladrillo", afirmando que el objetivo es erradicar por completo a Antifa desde su núcleo.
Además, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, aportó una perspectiva alarmante al comparar a Antifa con grupos criminales internacionales como la Mara Salvatrucha y el Estado Islámico. Noem señaló que estos grupos representan un nivel similar de peligro, enfatizando la necesidad de una respuesta firme y decidida por parte del gobierno.
Es relevante recordar que la designación de Antifa como "organización terrorista nacional" ha generado debates sobre la naturaleza del movimiento, que carece de una estructura definida y de jerarquía. Sin embargo, la administración sostiene que sus actividades tienen la intención explícita de amenazar el orden público y el gobierno estadounidense.
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