Las acusaciones de fraude y falta de transparencia no se han hecho esperar en Francia, donde el presidente Emmanuel Macron y su partido han sido señalados por presuntamente llevar a cabo un "golpe de Estado administrativo". Esto se debe al posible nombramiento de altos cargos que beneficiarían a la ultraderecha en las elecciones legislativas.

En medio de gran controversia y tensiones internas, se ha evidenciado un claro descontento por parte de los partidos de izquierda, que han retirado a numerosos candidatos en un intento por favorecer un voto útil contra la ultraderecha en la segunda vuelta.

Por su parte, Macron y su coalición han sido criticados por su falta de claridad y por poner en peligro los resultados de las elecciones. La incertidumbre y los enfrentamientos internos han marcado la recta final de la campaña electoral.

Los sondeos indican que Agrupación Nacional y Los Republicanos podrían obtener una mayoría en la Asamblea Nacional, lo que podría desencadenar un escenario de ingobernabilidad o la necesidad de pactos políticos.

En medio de este panorama incierto, se plantean diferentes escenarios y estrategias por parte de los distintos partidos políticos. Mientras Macron aboga por una "mayoría plural", la izquierda rechaza cualquier tipo de coalición que no les permita aplicar su programa.

En contraste, la derecha avanza con confianza hacia una posible victoria, liderada por Marine Le Pen, quien ha acusado a Macron de llevar a cabo un "golpe de Estado administrativo" para asegurarse el control del gobierno y de las fuerzas de seguridad.