Crónica España.

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Irlanda enfrenta elecciones reñidas mientras el Sinn Féin se ve afectado por controversias.

Irlanda enfrenta elecciones reñidas mientras el Sinn Féin se ve afectado por controversias.

Las recientes encuestas indican que la contienda electoral en Irlanda se encuentra en un empate técnico, lo que plantea un escenario complicado para que un solo partido ejerza el gobierno en solitario.

El Fianna Fáil y el Fine Gael han dejado claro que no están dispuestos a formar una coalición con Sinn Féin, el principal partido de la oposición, en un contexto en donde la inestabilidad política parece ser la norma.

En este marco, los ciudadanos irlandeses se preparan para acudir a las urnas este viernes en unas elecciones que prometen ser altamente reñidas. El Sinn Féin, que había experimentado un crecimiento notable, se ha visto gravemente afectado por una serie de escándalos que han surgido en los últimos meses, debilitando su posición en la carrera electoral.

Los escándalos relacionados con alegaciones de encubrimiento de agresiones sexuales y abusos a menores por parte de miembros de su partido han provocado una oleada de críticas y han obligado a sus líderes a hacer frente a la indignación pública. Este golpe ha sido especialmente duro para un partido que estaba en auge y en camino a convertirse en una fuerza dominante en la política irlandesa.

La decisión del 'taoiseach' Simon Harris de adelantar las elecciones, meses antes de la fecha originalmente prevista, podría jugar a favor de los partidos que actualmente forman la coalición gobernante. Estos incluyen a Fine Gael, la formación liberal-conservadora, y Fianna Fáil, el partido de centro-derecha que lidera Micheál Martin, así como los Verdes.

Harris está buscando capitalizar la actual situación financiera favorable del país, reflejada en un superávit que ha sido ratificado por unos presupuestos aprobados en circunstancias urgentes el pasado mes de septiembre. Su administración está enfocada en responder a las preocupaciones de un electorado que se muestra cada vez más dividido, especialmente en temas tan candentes como la crisis de la vivienda y el alto costo de vida en Irlanda.

Estos dos asuntos han sido fundamentales para el crecimiento del Sinn Féin en años recientes, un partido que ha sabido aprovechar su historia y su conexión con el pasado político irlandés. En las elecciones generales de 2020, el Sinn Féin logró un resultado sin precedentes, convirtiéndose en la fuerza política más votada, con un 24,5 por ciento de los sufragios.

Sin embargo, las últimas encuestas ahora colocan a Fianna Fáil en primer lugar, con un 21 por ciento de los votos, seguido de cerca por el Fine Gael y el Sinn Féin, ambos empatados en un 20 por ciento. En un tercer plano se encuentran los socialdemócratas, con un 6 por ciento, mientras que los Verdes y el Partido Laborista cierran la lista con un 4 por ciento cada uno.

A pesar del descenso en su popularidad, que en algún momento llegó a estar por debajo del 30 por ciento antes de que estallaran los escándalos, Sinn Féin no ha perdido la esperanza de que su apoyo, especialmente entre los jóvenes de izquierda, pueda catapultarlos nuevamente a la cima en este nuevo proceso electoral.

Mary Lou McDonald, líder del Sinn Féin, ha expresado su determinación de no rendirse y ha aseverado que aún existen "posibilidades" de convertirse en la fuerza más votada, destacando que podría surgir un nuevo gobierno liderado por su partido, algo que no se había contemplado hasta ahora debido al casi empate técnico en las encuestas.

El Sinn Féin se presenta como la opción del cambio, un refugio para los que buscan reformas sustanciales que atiendan las "verdaderas preocupaciones" de la población irlandesa frente a la inflación y los bajos incrementos salariales. No obstante, este optimismo contrasta con su desempeño en las elecciones locales de este año, donde, a pesar de sus expectativas, solo logró un 12 por ciento de apoyo.

Fianna Fáil, aunque se muestra como el partido líder, enfrenta el reto de obtener una mayoría de 88 escaños en el Dáil, la cámara baja del Parlamento irlandés. Las proyecciones actuales hacen que alcanzar dicha mayoría parezca una tarea monumental, lo que podría resultar en una repetición del escenario post-electoral de 2020, donde aunque el Sinn Féin ganó, no pudo reunir el respaldo necesario para formar un gobierno.

Con el estado actual de fragmentación política, se estima que ningún partido obtendrá más de 40 escaños de manera independiente, lo que da pie a la inevitabilidad de una nueva coalición. Tanto Fianna Fáil como Fine Gael han manifestado que no se unirán a un gobierno que incluya al Sinn Féin, lo que complica aún más la posibilidad de que la oposición ejerza el poder en un ambiente tan divido.

Tras las elecciones de 2020, el Dáil se vio fragmentado entre ocho partidos distintos y 19 candidatos independientes, con ninguna formación alcanzando ni siquiera el 25 por ciento de los escaños. Este panorama dificultó enormemente las negociaciones para la formación de un gobierno, que se prolongaron durante más de cuatro meses, antes de que finalmente se alcanzara un pacto.

Desde entonces, el número de partidos representados en el Parlamento ha aumentado a diez, en un país de solo cinco millones de habitantes que no cuenta con movimientos regionalistas o separatistas. Ahora, Harris anticipa que la nueva composición del Parlamento seguramente llevará a otra coalición de gobierno y ha reiterado que su partido es la mejor opción para enfrentar los retos que el país enfrenta en la actualidad.

El Ejecutivo actual sostiene que necesita más tiempo para completar los proyectos puestos en marcha durante su mandato, con la esperanza de que los logros obtenidos hasta ahora sirvan para mantener su legitimidad y continuar al frente del país.