
El ministro de Interior de Francia, Gérald Darmanin, ha anunciado que el país no acogerá a los migrantes provenientes de la isla italiana de Lampedusa. Esta decisión se enmarca en la última crisis migratoria en Italia, que ha llevado al límite los sistemas de acogida. El ministro francés ha señalado que la inmigración irregular en Europa es un problema que afecta tanto a Francia como a Italia, y ha afirmado que no se solucionará acogiendo a más personas, ya que esto afecta a las capacidades de integración del país.
Darmanin ha destacado la necesidad de distinguir entre migrantes y refugiados políticos, y ha afirmado que en el 60% de los casos los migrantes provienen de países como Costa de Marfil, Guinea o Gambia, donde no existe una crisis humanitaria. Por tanto, ha subrayado la importancia de proteger las fronteras exteriores de la Unión Europea y examinar las solicitudes de asilo para que aquellos migrantes que no sean elegibles sean enviados de regreso a sus países de origen.
El ministro del Interior también visitó Roma el lunes, donde se comprometió a ayudar a los "amigos italianos". Sin embargo, dejó claro que Francia no puede acoger a aquellos que lleguen de forma irregular al país vecino.
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