
Desde Madrid llega un mensaje claro de alerta en el ámbito energético. Ignacio Araluce, presidente de Foro Nuclear, ha enfatizado que la continuidad de la central nuclear de Almaraz, ubicada en Extremadura, está en riesgo si no se modifica la carga impositiva que afecta a este sector. Durante su intervención en el 'Curso de Tecnología Nuclear para Periodistas', organizado en la capital española junto a la Asociación de la Prensa de Madrid, Araluce declaró que “es el momento de la verdad”.
La Unidad I de la central de Almaraz tiene programado su cierre para noviembre de 2027, de acuerdo con un calendario que sigue una ley de desmantelamiento nuclear. Según Araluce, solo queda un margen de “seis meses” para decidir su futuro. A pesar de la incertidumbre, el presidente del Foro Nuclear ha expresado su expectativa de lograr un consenso, aunque advirtió que sin una revisión de la fiscalidad, las compañías no se atreverán a seguir operando las instalaciones nucleares.
Araluce no ha escatimado en críticas hacia la política energética de España, destacando que es “el único país en el mundo” que tiene centrales nucleares activas y aún así planea su cierre. Remarcó que el calendario para el cierre se firmó en 2019 mediante un pacto entre ENRESA y las principales empresas del sector bajo el auspicio del gobierno de turno, un acuerdo que parece descontextualizado dada la situación energética actual.
La situación global ha cambiado drásticamente en los últimos años, con una creciente "tensión energética" atribuida a la pandemia de Covid-19 y a la guerra en Ucrania, lo que vuelve obsoleto el análisis de 2019. Araluce comparó la desfasada planificación actual con el contraste entre las antiguas aldeas del Cid Campeador y las modernas ciudades, subrayando la desconexión entre la política energética y las realidades del presente.
En el mismo encuentro, Alfonso Barbas, ingeniero nuclear en ENUSA y miembro de Jóvenes Nucleares, enfatizó que aquellos países que pueden, están extendiendo la vida útil de sus centrales nucleares, mejorando su capacidad, reabriendo instalaciones cerradas e incluso construyendo nuevas plantas. Este enfoque contrasta con la postura española, que está cerrando sus instalaciones activas.
Barbas resaltó que Estados Unidos cuenta con 94 reactores nucleares, donde más del 75% operan desde hace más de 40 años. De estos, el 77% tienen licencias para funcionar hasta los 60 años, y 13 de ellos podrían llegar a operar durante 80 años, incluyendo los reactores North Anna I y II, que son comparables a los de Almaraz.
A pesar de las dificultades, el ingeniero también mencionó que en todo el mundo hay actualmente 67 reactores en construcción, muchos en Asia, mientras se observa un cambio de mentalidad en varios países europeos que están reconsiderando sus políticas nucleares. Relevó la decisión de Bélgica de enmendar sus planes de cierre nuclear en 2024, optando por extender la vida de sus plantas y proponiendo nuevas instalaciones.
Con la mirada puesta en una posible corrección de tendencias, Barbas concluyó que la migración de proyectos nucleares hacia Asia debe equilibrarse con una renovada apertura al desarrollo nuclear en Europa.
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