Finlandia ha tomado una decisiva medida en su política de defensa, anunciando que incrementará su gasto en este ámbito hasta llegar al 3% de su Producto Interno Bruto (PIB) para el año 2029. Este compromiso forma parte de una renovada estrategia de rearme en respuesta a la creciente tensión en Europa, lo que también incluye la inminente salida del país nórdico de la Convención sobre la Prohibición de Minas Antipersona.

Desde su incorporación a la OTAN hace dos años, Finlandia ha superado el umbral del 2% en cuanto a inversión en defensa. Sin embargo, el primer ministro Petteri Orpo ha anunciado en una reciente declaración que su gobierno aspira a ser más ambicioso en sus objetivos de seguridad nacional.

Orpo subrayó que este nuevo objetivo no solo fortalecerá la defensa del país, sino que también permitirá una modernización a largo plazo de las Fuerzas Armadas. Aunque el primer ministro indicó que no existe una "amenaza militar inminente", el cambio es visto como una respuesta necesaria a la situación global actual.

Por su parte, la ministra de Defensa, Antti Hakkanen, ha delineado un plan que incluye una inyección de alrededor de 3.700 millones de euros en el presupuesto militar durante los próximos cuatro años, justificando esta medida como una reacción a la situación de seguridad en Europa, especialmente en relación con Rusia.

Además, se confirmó que Finlandia tiene la firme intención de salir del Tratado de Ottawa, que prohíbe las minas antipersona. Esta decisión se alinea con movimientos similares adoptados por Polonia y los estados bálticos, y el Gobierno ha aclarado que no planean desplegar minas de manera general, sino que buscan mantener la flexibilidad para abordar futuros escenarios de manera más eficaz.

El primer ministro concluyó remarcando que las prioridades de la política exterior y de defensa de Finlandia son proteger su independencia y la integridad de su territorio, evitar el involucramiento en conflictos bélicos, y garantizar la seguridad y bienestar de su ciudadanía.