
Estados Unidos y Reino Unido continúan su ofensiva contra las milicias hutíes en Yemen, realizando su octavo ataque en tan solo diez días.
El Departamento de Defensa estadounidense ha informado que en esta ocasión han atacado un almacén subterráneo y varias instalaciones de vigilancia y misiles hutíes. Según ellos, estos ataques son proporcionados y necesarios para reducir la escalada de tensión y restaurar la estabilidad en el mar Rojo.
El Pentágono ha advertido a los líderes hutíes que no vacilarán en defender las vidas y la libre circulación del comercio en una de las rutas marítimas más importante del mundo, que se encuentra amenazada continuamente. Su objetivo principal es garantizar la seguridad en la región y proteger los intereses internacionales.
La ofensiva contra los hutíes comenzó el 11 de enero, después de que estos atacaran barcos mercantes e incluso secuestraran uno de ellos. Desde entonces, Estados Unidos y Reino Unido han llevado a cabo una serie de ataques coordinados como respuesta a estas acciones provocadoras.
En esta última operación, los aviones de combate del portaaeronaves estadounidense 'USS Eisenhower' han participado junto con los cazas Typhoon de la Real Fuerza Aérea británica apoyados por aviones cisterna Voyager. La colaboración militar entre ambos países demuestra su compromiso de mantener la seguridad en la región.
Tanto Estados Unidos como Reino Unido han asegurado que se han tomado todas las precauciones para minimizar el riesgo de dañar a civiles. Los ataques se han realizado en horas nocturnas para reducir aún más ese riesgo.
Según fuentes militares estadounidenses, en esta ocasión se han atacado menos de diez lugares, una cifra considerablemente menor a las más de 30 ubicaciones que fueron bombardeadas en el inicio de la Operación Arquero de Poseidón.
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