El miércoles, en el Congreso, la portavoz del Partido Popular, Ester Muñoz, arremetió contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su equipo, a quienes acusó de compartir un patrón de conducta que se caracteriza por actos de "corrupción, prostitución y acoso sexual". Estas declaraciones surgen en el contexto de recientes escándalos relacionados con miembros destacados del PSOE.

Muñoz centró sus críticas en el exministro José Luis Ábalos y en Francisco Salazar, un exasesor del presidente que estuvo involucrado en acusaciones sobre comportamientos machistas. Este último estaba a un paso de ser promovido a un puesto relevante en el partido cuando surgieron denuncias de acoso de parte de empleadas que trabajaban bajo su mando en Moncloa.

La dirigente del PP hizo hincapié en que el Gobierno ha intentado silenciar los testimonios de acoso en torno a Salazar, quienes fueron presentados por sus compañeras en un canal anónimo, debido a su temor a represalias. Además, criticó a la ministra de Educación y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, por haber tenido una comida con Salazar a pesar de haber tomado conocimiento de las acusaciones en su contra.

Muñoz expresó su indignación ante la inacción del PSOE en este asunto, especialmente considerando que Salazar continúa su labor para el PSC, sin que ello haya llevado a ninguna consecuencia. La portavoz subrayó que la falta de respuesta del partido resulta "profundamente dramática" y lamentable.

Asimismo, acusó a Sánchez de mentir a los ciudadanos al declarar que no tenía amistad con Ábalos, a pesar de que diversos mensajes públicos demuestran lo contrario. Muñoz describió al presidente como "el farsante de siempre", asegurando que su falta de sinceridad no es nueva.

Además, recordó que en el pasado Sánchez había minimizado su relación con Koldo García, otro exasesor, al considerar que era "anecdótica", a pesar de que fue quien presentó sus avales en las primarias del PSOE y que estuvo involucrado en su campaña interna. Muñoz concluyó que el entorno de Sánchez no es una excepción, sino parte de un patrón preocupante en el que varios miembros del Gobierno y el partido parecen estar implicados en conductas similares de corrupción y acoso.