MADRID, 2 de noviembre.
Las autoridades de Malí han decidido prorrogar nuevamente el toque de queda en la región de Kayes, un lugar estratégico para el suministro de combustible a la capital, Bamako. Esta zona se ha convertido en un foco de conflicto, especialmente debido al avance de los militantes yihadistas del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), que están alineados con Al Qaeda en el Sahel.
El general de brigada Moussa Soumaré, gobernador de Kayes, ha anunciando la extensión del toque de queda, que fue implementado por primera vez el pasado 1 de julio, un mes más. Esta medida se ha tomado en respuesta a la preocupante situación de seguridad que se vive en la región.
La restricción afecta la circulación de personas y vehículos, salvo aquellos pertenecientes a las Fuerzas de Defensa y Seguridad, así como las ambulancias con misión específica, según el comunicado emitido por la agencia de noticias maliense AMAP. Es fundamental recordar que la mayoría de las importaciones que llegan al país pasan por esta zona, que colinda con Senegal.
Desde Bamako, medios locales como 'L'Essor' y el portal MaliWeb informan que el tráfico está comenzando a normalizarse lentamente gracias a la llegada de camiones cisterna, aunque la crisis persiste.
Las autoridades también han dispuesto que las estaciones de servicio mantengan sus puertas abiertas las 24 horas para facilitar el abastecimiento, aunque los precios del combustible siguen en aumento. Informes del portal Bamada indican que en el mercado negro, las garrafas de 20 litros se están vendiendo a precios exorbitantes, que varían entre 50,000 y 90,000 francos (entre 75 y 140 euros), muy por encima del precio oficial fijado en 775 francos (1,18 euros).
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