El pasado 4 de diciembre, la Comisión Europea tomó la decisión de revocar unilateralmente los aranceles impuestos a los automóviles eléctricos fabricados en China por Volkswagen Anhui, la sociedad conjunta que la marca alemana mantiene en el inmenso mercado asiático.

La revisión de estos aranceles se centra especialmente en los vehículos eléctricos de batería, diseñados primordialmente para el transporte de personas, y que no incluyen motocicletas ni vehículos de categoría L. Estos automóviles funcionan exclusivamente con uno o varios motores eléctricos, aunque también pueden contar con un extensor de autonomía de motor de combustión interna.

Por el momento, esta medida se limita a Volkswagen Anhui, a la que la Comisión ha considerado que ha presentado "pruebas suficientes" tras ofrecer un "acuerdo de compromiso" en cuanto a precios, volúmenes o, en este caso, condiciones comerciales, para eludir sanciones más severas.

En un comunicado publicado en el Diario Oficial de la Unión Europea, la Comisión ha indicado que otras empresas que se sientan afectadas por los aranceles también podrían beneficiarse de esta revisión. Sin embargo, deberán demostrar un vínculo claro entre sus actividades y el producto en cuestión, es decir, los vehículos eléctricos que producen en China. Varias compañías automovilísticas europeas cuentan con plantas en el país asiático, lo que podría abrir la puerta a más solicitudes.

La Comisión Europea ha animado a todas las partes interesadas a exponer sus perspectivas, presentar la información necesaria y aportar evidencias justificativas, cumpliendo con las condiciones establecidas en su anuncio. Indicó que la información y la documentación pertinente deberán ser entregadas a la Comisión en un plazo de cinco días desde la fecha de la publicación del anuncio.