Crónica España.

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El Tribunal Supremo castiga a un hombre por acoso a su expareja al amenazar con suicidarse.

El Tribunal Supremo castiga a un hombre por acoso a su expareja al amenazar con suicidarse.

El Tribunal Supremo ha emitido una sentencia condenatoria de un año de prisión a un hombre por acoso y chantaje emocional hacia su expareja, subrayando que sus acciones no se limitaban a ser meras molestias, sino que afectaron gravemente la tranquilidad y la vida de la víctima.

En este caso, el alto tribunal considera que el hombre realizó una serie de maniobras para manipular psicológicamente a su exnovia, incluyendo el envío constante de mensajes y cartas, así como intentar forzarla a regresar con él mediante el uso del miedo y la culpa.

La magistrada Susana Polo, a cargo de la decisión, estableció que el condenado fue responsable de crear una situación tal que incluyó un intento de suicidio en el jardín de la mujer. En ese momento crítico, él expresó sus pensamientos sobre la desesperanza y su deseo de desaparecer, lo que dejó a la mujer sumida en el temor y obligada a buscar ayuda psicológica.

El fallo del Supremo recalca que las acciones del acusado no eran simples actos molestos, sino que poseían la capacidad de alterar de forma significativa la vida diaria de la mujer, afectando sus relaciones laborales y personales. Este impacto emocional se tradujo en miedo por su propia seguridad y la de su entorno, lo que generó una considerable alteración en su cotidianidad.

La sentencia también menciona que el acoso se entendió como un chantaje emocional que busca someter a la víctima y evitar su resistencia, utilizando tácticas manipuladoras que fomentan un círculo de culpa. Esto pone de relieve las serias implicaciones de tales comportamientos en las dinámicas de poder en las relaciones personales.

En un proceso judicial anterior, el Juzgado de lo Penal 5 de Santander había condenado al hombre, aunque posteriormente la Audiencia Provincial le absolvió. Sin embargo, la mujer apeló esta decisión, llevando el caso ante el Tribunal Supremo, que finalmente le dio la razón, reafirmando la gravedad del acoso psicológico y sus efectos devastadores en las víctimas.