Crónica España.

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El Gobierno busca mitigar tensiones con Junts ante la próxima crisis de la inmigración.

El Gobierno busca mitigar tensiones con Junts ante la próxima crisis de la inmigración.

La situación en el Gobierno español plantea interrogantes sobre la estabilidad de la relación con el independentismo catalán, a pesar de las recientes advertencias emitidas por Carles Puigdemont. Desde Moncloa, se percibe un clima de confianza en que no se producirá una ruptura inminente, aun ante el ausente apoyo de partidos como Podemos, que han calificado de “racista” la propuesta de gestión de inmigración que intenta implementar el PSOE junto a Junts.

Este martes, el Congreso evaluará la proposición de ley acordada entre los socialistas y Junts, que contempla la delegación de competencias en materia de inmigración a la Generalitat. Esto incluye la administración de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) y el proceso de devolución de aquellos extranjeros con prohibición de entrada en el país, entre otros aspectos.

Podemos ha manifestado su rechazo absoluto a esta iniciativa, acusándola de tener propósitos “abiertamente racistas” y de ver la migración como un “riesgo para la convivencia”. La dirigente del partido morado, Ione Belarra, ha dejado claro que no apoyarán lo que consideran un retroceso en la política migratoria, argumentando que esta medida surge en un contexto político donde Junts compite con Alianza Catalana, lo cual podría perjudicar sus intereses.

De cumplirse las expectativas, el Gobierno de Pedro Sánchez enfrentará otra derrota parlamentaria. Esto es particularmente preocupante, ya que implica el incumplimiento de compromisos previos con Puigdemont, lo que podría agravar la ya tensa dinámica entre las partes, sobre todo a medida que se acercan las negociaciones para los Presupuestos Generales del Estado para 2026.

Junts ha lanzado advertencias reiteradas enfatizando que el PSOE debe honrar los compromisos adquiridos para facilitar futuras negociaciones. Uno de los puntos críticos es la gestión de competencias migratorias, que se vislumbra como una discusión frustrada. Otros asuntos, como la oficialidad del catalán, enfrentan similares obstáculos y demoras.

Desde el ala socialista del Gobierno se intenta minimizar el impacto de esta probable derrota en la relación con Junts, tratando de aclarar que la responsabilidad de los votos de Podemos no recae sobre ellos. Aseguran que están en una posición de seguir adelante, aunque son conscientes de que el ambiente entre Junts y Podemos ya ha sido complicado por las recientes acusaciones mutuas entre ambos bandos.

El PSOE, en un intento de asegurar a Junts que han hecho lo posible, sostiene que no pueden ser responsables por la postura de otros partidos, aunque el trasfondo refleja una creciente desconfianza y una difícil dinámica de colaboración.

Este acuerdo para otorgar competencias a Cataluña, que se impulsó a cambio del apoyo de Junts ante una situación de crisis, se sostuvo por la promesa de Sánchez de realizar un transferencia de competencias que ahora parece tambalearse. En aquel entonces, Junts exigió el compromiso de que Sánchez se sometería a una cuestión de confianza, lo que finalmente fue retirado tras el pacto.

El texto legislativo también sugiere que los Mossos d'Esquadra trabajen de la mano con la Guardia Civil y la Policía Nacional para gestionar la seguridad en áreas críticas. Esta colaboración se establece considerando la necesidad de una gestión integrada de la seguridad en puertos y aeropuertos.

El independentismo, por su parte, ha sufrido otro revés en su intento por conseguir que el catalán sea reconocido como lengua oficial en las instituciones europeas. Esta normativa requiere la unanimidad de los países de la UE, y Alemania ha manifestado que no está dispuesta a avanzar en este sentido por el momento.

El canciller alemán, Friedrich Merz, dejó claro en un encuentro con el presidente Sánchez que su país no apoyará las medidas impulsadas por el Gobierno español en este ámbito. Además, sugirió esperar a que el avance de la inteligencia artificial permita traducir a todos los idiomas, una propuesta que ha sido calificada como una excusa para posponer el asunto.

Ante este escenario, Puigdemont se ha movido rápidamente, convocando a la dirección de su partido en Bruselas para discutir la situación de las negociaciones sobre los presupuestos y la gestión de competencias en inmigración. Desde su exilio en Bélgica, el expresidente advirtió que “pasarán cosas” si no se alinean los discursos entre Madrid y Cataluña.

A pesar de todo, fuentes gubernamentales en Moncloa afirman que no temen una reacción drástica por parte de los independentistas y confían en poder seguir las conversaciones por el camino del entendimiento, recordando el reciente encuentro entre el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y Puigdemont, que, aunque sin acuerdo, se considera un paso adelante en las negociaciones.