Crónica España.

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Trump consolida su liderazgo en MAGA ante el desafío del multimillonario más acaudalado.

Trump consolida su liderazgo en MAGA ante el desafío del multimillonario más acaudalado.

Elon Musk, el célebre magnate e inventor, se ha desmarcado del presidente Donald Trump en una serie de declaraciones que han captado la atención de la opinión pública. En el contexto de una administración caracterizada por frecuentes cambios y conflictos internos, esta escaramuza no es simplemente un episodio más, sino que tiene repercusiones significativas para la imagen del presidente y su relación con el ámbito tecnológico que ha sido clave en su carrera política.

Las cifras de apoyo entre los votantes republicanos son contundentes: un reciente sondeo de YouGov indica que un 71% respalda al presidente Trump en esta controversia, dejando a Musk en una posición desfavorable. Su visita a la Casa Blanca ha terminado marcadamente incomodado, especialmente después de observar cómo la aprobación de los planes presupuestarios de Trump ha frustrado sus intentos por reducir el tamaño del gobierno y, en consecuencia, ha debilitado su influencia en el partido republicano.

Musk, conocido por su audaz liderazgo en Tesla, ha sentido las consecuencias de su asociación con la administración Trump, De hecho, ha visto descender el valor de sus acciones en la empresa de automóviles eléctricos, mientras se distancia de una base de apoyo que antes lo consideraba un aliado valioso. Su reciente adquisición de Twitter fue pensada como un movimiento hacia mayor relevancia en el espectro conservador, pero parece que el público conservador ha cambiado de opinión al respecto.

El conflicto entre Musk y Trump va más allá de una simple disputa; se trata de un choque de visiones y posturas dentro del movimiento MAGA, donde ambas figuras controlan plataformas sociales cruciales, como TruthSocial de Trump y X de Musk. Este cisma ha obligado a algunos influyentes a posicionarse públicamente y a llamar a la calma, aunque ambos lados buscan no dejar que esta discordia dañe sus objetivos comunes.

La entrada de Musk en el círculo interno de Trump como asesor generó tensiones desde el principio. La tentativa de ambos de impulsar políticas de inmigración, promoviendo visados para trabajadores calificados, evidenció la ruptura con los sectores más conservadores y nativistas del partido. Musk, en su momento, gozó de un estatus casi intocable al inyectar una cantidad sin precedentes en la campaña presidencial de Trump, convirtiéndose en un pilar financiero del movimiento.

En el periodo posterior a su designación, Musk lanzó iniciativas bajo el auspicio del Departamento de Eficiencia Gubernamental, poniendo en marcha una agenda para reducir el tamaño del gobierno. Sin embargo, esta experiencia rápidamente se tornó problemática, culminando en un desacuerdo significativo entre él y el secretario de Estado, Marco Rubio, lo que desató la primera crisis de su relación con la Casa Blanca.

Un punto crítico en esta historia se dio durante las elecciones al Tribunal Supremo en Wisconsin, donde Musk se lanzó a la defensa de un exjuez alineado con los principios de Trump. Su retórica se tornó dramática, llegando a calificar la elección como una lucha por la "civilización occidental". A pesar de su esfuerzo, su candidato fue derrotado, lo que llevó a los demócratas a calificarlo como una figura que arrastraría a los republicanos al fracaso político.

Las acciones de Tesla sufrieron su correspondiente efecto negativo, reflejando el descontento de los accionistas con la implicación de Musk en la política. A finales de abril, el magnate expresó su deseo de distanciarse del departamento gubernamental para concentrarse nuevamente en su empresa tras reconocer que su figura se había convertido en un blanco de críticas.

Sin embargo, la tensión culminó cuando Musk arremetió abiertamente contra el nuevo plan fiscal de Trump, tachándolo de anacrónico y calificado de "esclavismo". Esta agresiva declaración llegó a sus millones de seguidores a través de redes sociales, donde incluso insinuó la posibilidad de formar un tercer partido y criticó al presidente acusándolo de vínculos cuestionables.

Curiosamente, en medio de esta tormenta, Trump y su círculo han adoptado un tono más conciliador, buscando restarle importancia al conflicto con Musk. A fin de cuentas, el presidente sigue siendo una figura dominante en la política estadounidense, y su capacidad para maniobrar en medio del caos es una estrategia que ha cultivado desde el inicio de su mandato. Como él mismo ha dicho en el pasado, despide a quienes no cumplen con su misión, y ese pragmatismo parece ser el mantra de su administración.