El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha declarado en Madrid el 26 de septiembre que está evaluando el estado actual de las relaciones de su país con la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Según Putin, este organismo no ha estado a la altura en la defensa de los derechos y libertades de los ciudadanos rusos.

Esta declaración surge a raíz de la crítica de Ella Pamfilova, presidenta de la Comisión Electoral, quien cuestionó la eficacia de la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos (ODIHR) de la OSCE. Pamfilova se preguntó retóricamente: "¿Para qué los necesitamos? ¿Por qué seguimos pagando? No están protegiendo nuestros derechos en absoluto", aludiendo al hecho de que se impidió la participación de observadores rusos en la misión de observación de los recientes comicios en Moldavia.

Putin, en su intervención, subrayó que la presencia de representantes rusos en las misiones de la OSCE podría ser vista como una validación de sus conclusiones, lo que provocó que instara al Gobierno a reconsiderar su vinculación con un organismo que, en su opinión, ha perdido toda credibilidad. Esta información fue difundida por la agencia TASS.

El presidente admitió que tiene razón al señalar que “es absurdo que hayamos hecho todo lo posible y aún así no se haya logrado nada”. Prometió reflexionar sobre esta realidad y mencionó que consultará con el Ministerio de Exteriores y las dos cámaras del Parlamento, declarando: “Discutiremos esto y valoraremos las opciones”.

En otro orden de ideas, Putin destacó la importancia de mantener la estabilidad política en el país, enfatizando que es más crucial que nunca. Argumentó que lograr una situación política interna estable es esencial, un argumento que ha utilizado anteriormente para respaldar las reformas que le permitirán continuar en el poder hasta el año 2036.