Crónica España.

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León XIV consideró abandonar el sacerdocio en su juventud para llevar una vida familiar convencional.

León XIV consideró abandonar el sacerdocio en su juventud para llevar una vida familiar convencional.

El 9 de mayo, en Madrid, se llevó a cabo un evento de enorme trascendencia para la comunidad católica al elegir a Robert Prevost como el nuevo Papa, que asumirá el nombre de León XIV tras el cónclave que siguió a la muerte de Francisco. Este nombramiento ha generado diversas reacciones en el ámbito religioso y más allá.

Prevost, en una entrevista para TG1 antes de su elección, compartió reflexiones sobre su juventud y las dudas que enfrentó en relación con su camino hacia el sacerdocio. Relató cómo en ocasiones consideró la posibilidad de dejar la vida religiosa para dedicarse al matrimonio y la paternidad. Afirmó: “Hablaba con mi padre sobre estos asuntos, y había momentos en los que sentía que quizás podría embarcarme en una vida más convencional, lo que también conocía a través de mi familia”.

El nuevo Pontífice, quien destaca la fortaleza de los lazos familiares en su crianza, enfatizó que su familia ha estado siempre muy unida, incluso después de la muerte de sus padres. “Tuve mucha confianza en ellos”, mencionó, subrayando la importancia que le daban a la comunicación y al apoyo familiar.

León XIV recordó las conversaciones con su padre, quien le transmitió tanto la importancia de la relación conyugal como de la vocación religiosa. “Mi padre me hablaba de una manera profundamente humana sobre cómo la intimidad y la vocación a la vida sacerdotal estaban interligadas, así como la necesidad de conocer a Cristo y experimentar el amor divino”, apuntó.

El nuevo Papa resaltó la significancia de estos diálogos, admitiendo que fueron clave para su discernimiento. “Mi padre, como maestro en las escuelas, tenía una perspectiva valiosa que supe apreciar y que influyó en mis decisiones”, explicó Prevost.

Nacido en Chicago, Prevost destacó que su herencia familiar está marcada por la inmigración, ya que sus abuelos llegaron a Estados Unidos desde Francia y España. “Crecí en un entorno católico, donde la Iglesia y la vida parroquial formaron parte esencial de mi vida”, afirmó.

El futuro Papa comenzó su educación en una escuela parroquial local, donde la cercanía con sacerdotes diocesanos le inspiró a explorar la posibilidad del sacerdocio. Posteriormente, tuvo contacto con la comunidad religiosa de los agustinos, que fue clave en su formación vocacional.