Una prófuga de República Dominicana, Francelys María Furcal, ha reconocido en la Audiencia Nacional de España que asesinó al encargado de la ferretería donde trabajaba. Sin embargo, ha pedido no ser entregada a su país y ha argumentado que no merece la "mala muerte" que supuestamente le espera en la cárcel.

Furcal ha explicado que en República Dominicana "vale más el dinero que la vida de una persona" y ha afirmado que si es enviada a una cárcel en su país, será asesinada. Ha enfatizado que tiene tres hijos pequeños que dependen de ella y que tenía que mantenerlos como madre soltera.

La defensa de Furcal ha solicitado que no se lleve a cabo su extradición, ya que argumenta que hay "escasas garantías" para su integridad si es enviada a prisión en República Dominicana. La abogada defensora ha destacado que su clienta tiene un miedo real de morir en prisión debido a posibles venganzas.

En cambio, la Fiscalía ha manifestado su apoyo a la entrega de Furcal a República Dominicana, afirmando que se cumplen todos los requisitos para proceder a la extradición. Según el fiscal Carlos Bautista, al negársele el asilo a Furcal, no hay ninguna razón para retrasar su entrega.

Furcal fue detenida en agosto del año pasado en el distrito de Tetuán en Madrid. Durante su fuga, había cambiado el color de su cabello y utilizaba documentación falsa con una identidad colombiana.

La prófuga y el encargado de la ferretería tuvieron una discusión en abril de 2022, tras la cual Furcal lo apuñaló, causándole una herida mortal. Tras recibir información sobre la peligrosidad de Furcal, las autoridades dominicanas comenzaron su búsqueda en julio del mismo año.

Después de realizar diversas investigaciones, se descubrió que Furcal había abandonado República Dominicana y se encontraba en España. Viajó inicialmente a Colombia, donde compró un pasaporte falso, y luego voló a Brasil antes de llegar a París y finalmente a Barcelona.

La Policía dominicana ha destacado la gravedad de los crímenes cometidos por Furcal y su habilidad para evadir la justicia, considerándola la prófuga más buscada del país. Finalmente, después de intensas investigaciones, fue localizada en el distrito de Tetuán en Madrid.

La captura de Furcal se logró gracias al cotejo de sus huellas dactilares, a pesar de que había cambiado su apariencia y utilizaba documentos falsos.