MADRID, 20 Nov. - La ministra de Defensa, Margarita Robles, será nuevamente designada como titular del departamento en el próximo Gobierno de Pedro Sánchez. Durante años, Robles ha encabezado los rankings de ministros mejor valorados y ha protagonizado diversos roces con Podemos. Como jueza de profesión, su mayor desafío durante los cuatro años que ha estado al frente de Defensa ha sido la respuesta a la guerra de Ucrania, que generó divisiones en el gobierno de coalición debido al envío de ayuda militar al que Unidas Podemos se oponía.
Robles, ex secretaria de Estado del Interior con Felipe González y que nunca ha sido afiliada al PSOE, también asumió el control del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) cuando se convirtió en ministra de Defensa. Este centro estaba bajo la órbita del Ministerio de la Presidencia durante el gobierno anterior del PP. Por lo tanto, no era ajena a las políticas de seguridad e inteligencia.
La ministra de Defensa vivió una polémica con el CNI cuando destituyó a Paz Esteban, quien había sido directora del centro durante poco más de dos años. Esteban fue cesada en medio del escándalo por el espionaje con el programa 'Pegasus' y el robo de datos a los teléfonos del presidente y de Robles mismos. Aunque las escuchas se realizaron con autorización judicial, Esteban fue cesada, lo que no satisfizo a Podemos ni a los independentistas, e irritó al PP y a Vox.
El tema del espionaje a políticos independentistas volverá a ser objeto de investigación en esta legislatura, ya que el grupo parlamentario de Junts ya ha registrado las comisiones de investigación, en colaboración con el PNV, que se acordaron en agosto con los socialistas. Estas comisiones también tienen el objetivo de investigar los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils en agosto de 2017.
Con su continuidad al frente de Defensa, Sánchez reconoce a Margarita Robles como una figura clave en su gobierno y muy valorada por la población. Según el Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de octubre, Robles es la política mejor valorada, por encima de Pedro Sánchez y el resto del gobierno. Obtuvo una calificación de 5,29, y es la única ministra, junto con Nadia Calviño, que aprueba.
La invasión rusa de Ucrania ha sido el desafío más destacado al que la ministra se ha enfrentado. Se ha encargado de coordinar el envío de ayuda militar al gobierno de Volodimir Zelenski con los aliados de la OTAN, a pesar de la oposición de los socio del gobierno Unidas Podemos, que argumentan que esta ayuda no contribuye a la paz.
La oposición de Unidas Podemos al envío de ayuda militar a Ucrania ha generado divisiones en el gobierno de coalición, aunque no ha llevado a su ruptura.
Robles ha sido la ministra que ha tenido más roces con sus socios de coalición, sobre todo con Ione Belarra, la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030. Durante el desacuerdo sobre la Ley del 'Sólo sí es sí', que ha llevado a rebajas de penas y salidas de prisión de agresores sexuales, Robles pidió a Belarra que reconociera los méritos del PSOE en materia de igualdad.
Otro ejemplo de tensión entre ambas fue cuando Robles fue cuestionada sobre los tuits de Belarra en la red social X (antes Twitter). La ministra de Defensa comentó que no suele comentar los tuits de Belarra porque publica tantos que no puede hacerlo.
La confianza de Pedro Sánchez en Margarita Robles viene de hace tiempo. El presidente la nombró como su número dos en las listas de las elecciones generales de junio de 2016 y la recuperó como portavoz del Grupo Socialista al retomar el liderazgo del partido en mayo de 2017.
Robles fue uno de los 15 diputados socialistas sancionados por votar en contra de la investidura de Mariano Rajoy en octubre de 2016, ya que mantuvo su apoyo a Pedro Sánchez, que luego ganó las primarias del partido. Durante esos meses, su defensa del 'no es no' provocó varios enfrentamientos con el Grupo Socialista afín al presidente de la Junta de Andalucía, a quien luego tuvo que dirigir como portavoz.
Antes de llegar al Congreso en 2016, Robles era magistrada en el Tribunal Supremo, cargo que ocupó desde 2004. Sin embargo, una controvertida decisión del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) le impidió conservar su puesto de magistrada cuando decidió entrar en la política. Robles calificó esta decisión de "venganza". Soltera y sin hijos, fue vocal del CGPJ entre 2008 y 2013, a propuesta del PSOE, y es miembro de la asociación Jueces para la Democracia.
Nacida en León en 1957, Robles es una jueza de carrera y ocupó sus primeros puestos en Balaguer (Lleida) y San Feliú de Llobregat (Barcelona). En 1991, se convirtió en la primera mujer en presidir una Sala de lo Penal y una Audiencia Provincial, específicamente la de Barcelona. También fue la tercera mujer en ingresar al Tribunal Supremo.
Su carrera pública comenzó en 1993, cuando fue nombrada subsecretaria de Justicia. Entre 1994 y 1996, ocupó el cargo de secretaria de Estado de Interior cuando Juan Alberto Belloch se convirtió en 'superministro' de Justicia e Interior en el último gobierno de Felipe González.
En ese tiempo, Robles se enfrentó al terrorismo de ETA y gestionó crisis como la detención de Luis Roldán o el secuestro de Publio Cordón por parte del GRAPO. También tuvo que lidiar con los escándalos de corrupción del PSOE de Felipe González y las investigaciones judiciales sobre la guerra sucia de los GAL realizadas por el juez Baltasar Garzón, quien había vuelto a la Audiencia Nacional después de acompañar a Felipe González en las listas del PSOE.
Después de la victoria del PP en 1996, Robles regresó a la judicatura como magistrada de la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Audiencia Nacional. En 2004, fue elegida vocal del CGPJ, donde lideró el sector progresista. Sin embargo, chocó con el presidente del Consejo y del Tribunal, Carlos Lesmes, y la tensión entre ambos llevó al rechazo del CGPJ a aceptar la excedencia de Robles cuando decidió ingresar en política, lo que resultó en la pérdida de su condición de magistrada.