
En un comunicado recogido por la agencia de noticias kurda Firat, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ha reivindicado la responsabilidad del ataque a la sede del Ministerio del Interior turco en Ankara, ocurrido el sábado pasado. Según los informes oficiales, el atentado dejó dos policías heridos y los dos atacantes perdieron la vida, uno de ellos al hacer estallar una bomba que llevaba consigo. Sin embargo, el PKK asegura que también se cobró la vida de un guardia de seguridad, aunque el régimen turco lo niega.
El PKK ha declarado que el ataque fue ejecutado por un equipo de su Batallón de los Inmortales y fue planeado para coincidir con la sesión inaugural de la temporada legislativa del Parlamento turco, situado cerca de la sede del Ministerio. Según el grupo, el atentado es una respuesta a las "prácticas inhumanas" del Ejército turco hacia la población kurda y el propio grupo. Desde que se rompió el alto el fuego en julio de 2015, el Ejército turco ha llevado a cabo numerosas operaciones militares contra el PKK y sus aliados en el sureste de Turquía, el norte de Irak y el norte de Siria, principalmente contra las Unidades de Protección Popular (YPG), una milicia kurdo-siria.
"Si estos genocidas continúan cometiendo estos crímenes, nuestras acciones legítimas de justicia revolucionaria continuarán", advierte el PKK en su comunicado. El grupo busca poner fin a lo que consideran una represión del régimen turco hacia el pueblo kurdo y aboga por una autonomía kurda dentro de Turquía.
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