
Este sábado, 26 de julio, se celebra el Día de los Abuelos en España, una fecha emblemática que se conmemora en honor a San Joaquín y Santa Ana, quienes fueron los abuelos de Jesús. Instituida por la ONG Mensajeros de la Paz en 1998, esta festividad tiene como objetivo rendir tributo a la figura de los abuelos y abuelas, reconociendo su papel fundamental dentro del núcleo familiar.
Pilar Sánchez, conocida como Pili, y su compañera Josefa Ortiz, Fini, son dos abuelas que han asumido la responsabilidad de cuidar a su nieta de 17 meses, Gloria. Desde que los padres de la pequeña finalizaron su permiso de paternidad, ambas se han organizado para turnarse en el cuidado de la niña, facilitando así la conciliación laboral y familiar.
La coordinación entre ellas es fluida: “Yo vengo mañana y tú pasado, pero avísame si necesitas cambiarlo”, comenta Fini. En tono de broma, se pregunta si este año recibirán una cesta navideña, a lo que Pili responde con risas, deseando que esta contenga jamón.
El día que recibió la noticia de que sería abuela, Pili experimentó una “felicidad interior tremenda”, un sentimiento que se intensificó cuando vio a Gloria por primera vez. “Era una muñeca, muy bonita”, recuerda con una sonrisa.
Pese a que cuidar de Gloria pareció en un principio una gran responsabilidad, Pili decidió asumir el desafío, sintiendo al mismo tiempo la satisfacción de estar con su nieta. “Fue un reto que me impuse y espero haberlo cumplido”, dice, mientras destaca las cualidades de la pequeña: “Es buena, inteligente y cariñosa; siempre me hace reír”.
Además de cuidar de su nieta, Pili también atiende a su esposo Valentín, quien padece Alzheimer y reside en una residencia. “Cuando estoy con ella un día, al siguiente visito a mi marido, que está muy ilusionado. Desde que Gloria llegó a su vida, él parece haber recobrado energía”, expresa con entusiasmo.
Pili también se cuida a sí misma. Durante el tiempo que está con Gloria, sigue una rutina de ejercicios a través de clases virtuales junto a dos compañeras. “Gloria ya es parte del grupo y nos imita en los ejercicios”, comenta con alegría.
Después de sus actividades, disfrutan de una merienda a base de fruta y, si el clima lo permite, salen a pasear, jugar o leer. A pesar de pasar entre 8 y 9 horas con su nieta, Pili no encuentra la experiencia agotadora. De hecho, anhela seguir cuidándola en el futuro, incluso llevándola de la mano al salir de la escuela.
“Deseo disfrutar de su compañía durante muchos años y trasmitirle recuerdos de mi vida, tal como mi madre lo hizo conmigo. Agradezco a Dios por esta bendición y a los padres de Gloria por confiar en nosotras”, señala Pili.
Sobre los valores que le gustaría inculcarle a su nieta, Pilar desea que Gloria crezca con “empatía y la apreciación por el esfuerzo de sus padres”, una preocupación que considera ha perdido relevancia en nuestra sociedad actual.
Fini, por su parte, recuerda que cuando le dieron la noticia de su futura abuelía, se emocionó tanto que hasta las lágrimas brotaron de su alegría. “Quería compartirlo con todos y celebrar con bombones, pero me contuve un poco”, confiesa.
La posibilidad de cuidar a su nieta también le pareció “un regalo de la vida”. “Agradezco mucho a sus padres y disfruto aprendiendo de cada momento que paso con Gloria. Los niños pequeños tienen una visión del mundo que los mayores a veces olvidamos”, afirma Fini.
Cada mañana que se encarga de cuidar a Gloria, Fini se levanta temprano para llegar puntualmente a casa de su hijo y su nuera. Aunque vive a casi una hora en tren, el viaje no la desanima, ya que está ansiosa por abrazar a su nieta. “Me encanta jugar con ella en el suelo, participar en sus juegos y enseñarle cosas nuevas”, relata.
En su tiempo libre, Fini se mantiene activa asistiendo al gimnasio y nadando, reconociendo la importancia de cuidar su salud para poder seguir acompañando a Gloria. “Nos preocupamos por estar bien, porque para cuidar de ella, primero debemos estar en forma”, sostiene.
A pesar de que cuidar de un niño puede ser agotador, Fini asegura que el amor y la energía de su nieta compensan cualquier esfuerzo. Además, siente que esta experiencia le permite revivir momentos que no pudo disfrutar con su hijo cuando era pequeño. “No pude atender a su padre como hubiese querido, ya que tuve que regresar al trabajo a los dos meses de su nacimiento”, recuerda.
Sobre el impacto que los abuelos tienen en la vida de sus nietos, Fini opina que proporcionan un “refugio lleno de amor y seguridad”, gracias a la paciencia que da la experiencia de los años. Sin embargo, también lamenta que los padres estén tan ocupados con largas jornadas laborales que se pierden momentos entrañables con sus hijos. “Debería encontrarse una forma que les permita pasar más tiempo con ellos, aunque entiendo la importancia de sus trabajos”, concluye.
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