La formación de un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos marcó un hito en la historia política de España, pero tuvo sus raíces en procesos históricos anteriores. La Transición Democrática, que comenzó tras la muerte de Franco en 1975, sentó las bases para la democratización del país y la construcción de un sistema político pluralista. Durante décadas, el bipartidismo entre el PSOE y el PP dominó la escena política, pero a partir de la crisis económica de 2008, surgieron nuevas fuerzas políticas que cuestionaron esta hegemonía.
Tras la celebración de las elecciones generales de noviembre de 2019, en las que el PSOE fue el partido más votado pero sin mayoría absoluta, se abrió un complicado proceso de negociación para la formación de un gobierno. Después de meses de conversaciones y tensiones, finalmente el PSOE y Unidas Podemos llegaron a un acuerdo para formar un gobierno de coalición. Pedro Sánchez asumió la presidencia del gobierno, mientras que Pablo Iglesias se convirtió en vicepresidente.
Desde el inicio, el gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos se enfrentó a numerosos retos. Uno de los principales desafíos fue la gestión de la crisis sanitaria provocada por la pandemia de la COVID-19, que golpeó con fuerza a España y puso a prueba la capacidad de respuesta del ejecutivo. Además, la coalición tuvo que lidiar con las tensiones internas entre ambos partidos, que tenían diferentes visiones en temas clave como la economía, la fiscalidad o la política exterior.
A lo largo de su mandato, el gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos logró importantes avances en áreas como la equidad social, la lucha contra la violencia de género y la transición ecológica. La aprobación de leyes como la de la eutanasia, la de la igualdad de trato y la no discriminación, o la de cambio climático fueron algunos de los hitos de esta legislatura. Sin embargo, también recibió críticas por su gestión de la crisis migratoria en Canarias, la falta de consenso en la reforma del sistema de pensiones, o la polémica ley de educación, entre otros asuntos.
A pesar de los desafíos y las críticas, el gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos dejó un legado importante en la historia política de España. Demostró que es posible gobernar desde la pluralidad y el diálogo, en un contexto de fragmentación política como el actual. Además, sentó las bases para una renovación del sistema político español, que refleje la diversidad y la complejidad de la sociedad actual. Su gestión de la crisis sanitaria y su apuesta por la justicia social y la sostenibilidad marcaron un antes y un después en la política española.
Aunque el gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos ha llegado a su fin tras las elecciones de 2021, su legado perdurará en la memoria colectiva y en la historia política de España. La experiencia de esta coalición dejará lecciones aprendidas para futuros gobiernos de coalición, y para el conjunto del sistema político español. El diálogo, la negociación y el compromiso con la diversidad de ideas y opiniones serán fundamentales para construir un futuro democrático y próspero para el país.