Crónica España.

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"Un año atrapados en casa: sin ascensor tras la tormenta"

VALÈNCIA, 28 de octubre.

La catástrofe ocasionada por la dana del 29 de octubre de 2024 sigue teniendo repercusiones severas en las comunidades de la provincia de Valencia. Los habitantes de estas localidades continúan enfrentándose a dificultades cotidianas, como la imposibilidad de utilizar un ascensor para acceder a sus hogares.

Casi un año después de la devastadora tormenta, cientos de residentes en edificios afectados aún carecen de ascensores, lo que les impide realizar actividades tan simples como salir a la calle. Entre los que más sufren se encuentran personas mayores, individuos con movilidad reducida y familias con niños pequeños, quienes se ven obligados a enfrentarse a escaleras sin ningún tipo de apoyo.

De acuerdo con la Asociación de Empresas de Ascensores de la Comunitat Valenciana (Ascencoval), que forma parte de la Federación Empresarial Metalúrgica Valenciana (Femeval), a finales de septiembre aún había 780 ascensores que necesitaban reparaciones. Las inundaciones causaron daños a más de 7.500 elevadores en total.

Desde Femeval han alertado que el proceso de reparación se ha vuelto más complicado, y muchas comunidades de vecinos están a la espera de ayudas del Consorcio de Seguros. Esta falta de recursos económicos ha sido un obstáculo que retrasa la decisión de llevar a cabo las obras necesarias. Se ha priorizado el trabajo en ayudas para los grupos más vulnerables, como ancianos y personas con discapacidad.

Algunos residentes que pueden moverse por sí mismos están tratando de llevar esta situación con paciencia. José Luis Izco Soler, un padre de tres hijos pequeño de Catarroja, vive en un cuarto piso y enfrenta a diario el desafío de subir y bajar varias veces. “Las reparaciones son urgentes; la falta de ascensor es una gran inconveniencia. Con tres niños, las mochilas y las compras se convierten en una carga”, expresó.

Izco también resaltó que existen otros afectados con necesidades aún mayores, como aquellos que dependen de un andador. “Sin duda, esta situación ha complicado nuestras vidas”, añadió.

Por otro lado, hay quienes no pueden ni siquiera salir sin asistencia debido a su edad o limitaciones físicas. La Cruz Roja ha estado brindando apoyo a través de sillas oruga, que permiten a las personas con dificultades descender y ascender escaleras con la ayuda de personal especializado.

Luis Llorens, director técnico de Cruz Roja en Aldaia, indicó que ofrecen este servicio de manera gratuita a quienes lo necesiten. Desde la tormenta hasta ahora, han realizado más de 4.800 asistencias para ayudar a estos individuos a acceder a citas médicas o realizar gestiones esenciales.

Esta asistencia no solo permite que las personas cumplan con sus compromisos, sino que también les ayuda a reducir la ansiedad que provoca la imposibilidad de llevar una vida normal. Llorens destacó el caso de María, una joven con parálisis cerebral, asegurando que su acceso al centro ocupacional es vital para su bienestar y el de su familia.

La Cruz Roja también organiza “paseos saludables” para ayudar a las personas a salir de sus casas y socializar con otros. Esto es especialmente beneficioso para los ancianos que a menudo permanecen aislados en sus domicilios. “Facilitamos esas interacciones para mejorar su calidad de vida”, mencionó Llorens.

Entre las empresas responsables de los ascensores afectados se encuentra el grupo Fain, que reportó que más de 427 elevadores se vieron fuera de servicio debido a la tormenta, lo que impactó a miles de vecinos. Sin embargo, han logrado recuperar más del 80 por ciento de esos equipos gracias a previamente planificadas y eficientes labores de reparación.

Tras el desastre, Fain reestructuró su operativa, enviando técnicos desde otras provincias y estableciendo un nuevo centro logístico para gestionar mejor los recursos. Las reuniones diarias de coordinación han sido cruciales para abordar las reparaciones con rapidez, priorizando las que benefician a personas más vulnerables.

Mientras que una renovación completa de un ascensor normalmente puede tardar entre ocho y doce semanas, los esfuerzos coordinados han permitido a Grupo Fain reducir considerablemente estos plazos. “Lo que vivimos en Valencia fue un desafío técnico y humano. Nuestros equipos demostraron su compromiso con la comunidad en un momento tan crítico”, concluyó Sergio Mayo, Manager de Servicio de Fain en Valencia.