En una reciente declaración, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quiso dejar claro su posición respecto a un posible conflicto militar con Venezuela. A pesar de la intensificación de los operativos militares de Estados Unidos en el Caribe y el Pacífico, dirigidos contra lo que se dice son narcolanchas, el mandatario expresó su escepticismo sobre la idea de una guerra con la nación sudamericana.
En una entrevista transmitida por CBS, Trump afirmó: "Lo dudo, no lo creo", en respuesta a las preguntas sobre un eventual enfrentamiento con Venezuela, incluso en el contexto de la llegada del portaaviones 'USS Gerald Ford' a la región.
Refiriéndose a una posible intervención en el territorio venezolano, el presidente evadió confirmar o negar tal acción, comentando que no divulga sus planes sobre ataques. Sin embargo, subrayó el malestar que su administración siente hacia el gobierno de Caracas, especialmente en el contexto del tráfico de drogas, señalando que "nos han tratado muy mal".
Trump también reiteró su acusación de que el régimen venezolano ha permitido la entrada de criminales en Estados Unidos, un problema que atribuyó a las políticas migratorias de su predecesor, Joe Biden. Según el presidente, esta situación es inaceptable y ha causado un daño significativo, señalando que cada narcolancha destruida representa la muerte de miles de estadounidenses debido al narcotráfico.
El presidente indicó que las operaciones militares que se están llevando a cabo no solo están dirigidas a combatir el narcotráfico, sino que contienen múltiples objetivos. Al ser consultado sobre si estas acciones pretenden destituir a Nicolás Maduro, Trump sugirió que el futuro del líder venezolano podría no ser estable. "Creo que sí", declaró, aludiendo a una posible caída del régimen.
Estos comentarios de Trump se producen en un contexto de creciente tensión, tras un ataque reciente del ejército estadounidense que resultó en la muerte de varios individuos en el Caribe, lo que provocó la condena tanto del gobierno de Maduro como de su contraparte colombiana, Gustavo Petro, quienes han calificado estas acciones de "ilegales".
Desde Naciones Unidas, se ha solicitado una revisión exhaustiva de los ataques, advirtiendo que no hay justificación legal para los bombardeos y que, según la información limitada proporcionada por las autoridades estadounidenses, no existía una amenaza inminente por parte de los individuos a bordo de las embarcaciones atacadas. Se ha llamado a una investigación que sea rápida, independiente y transparente, con el fin de llevar ante la justicia a aquellos que hayan infringido la ley.
De acuerdo a informes de CBS, estos ataques han resultado en la muerte de al menos 64 personas desde que se iniciaron en septiembre, arrojando un sombrío manto sobre las operaciones militares en la región.
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