Stellantis, el gigante internacional del sector automotriz, ha reducido sus expectativas de resultados para el año 2024 y ahora prevé un margen de ingresos operativos ajustados (AOI) que oscilará entre el 5,5% y el 7%, por debajo de la cifra de "doble dígito" que había anticipado anteriormente.

Esta revisión a la baja se debe en su mayoría a las medidas correctivas que ha implementado en su mercado en América del Norte, así como al rendimiento de ventas inferior al esperado en varias regiones donde opera.

Además, el grupo automotriz ha acelerado su plan para normalizar los niveles de inventario en Estados Unidos, con el objetivo de no exceder las 330.000 unidades en concesionarios para fines de 2024, adelantando así su meta original para el primer trimestre de 2025.

Para lograr esto, planea reducir los envíos en Norteamérica en más de 200.000 vehículos en la segunda mitad de 2024, aumentar los incentivos en vehículos de modelo 2024 y anteriores, y realizar mejoras en la productividad que abarcan ajustes de costos y capacidad.

Stellantis ha explicado que estas medidas reflejan su compromiso por abordar sus problemas de rendimiento en América del Norte y adaptarse a los cambios en la dinámica de la industria automotriz a nivel global.

Por otro lado, la empresa ha señalado que su flujo de caja libre se espera que esté en un rango de entre -5.000 millones y -10.000 millones de euros, en contraste con la proyección previa optimista que tenía la compañía.

A pesar de estos desafíos, Stellantis confía en sus estrategias competitivas y cree que las acciones de recuperación implementadas garantizarán un mejor desempeño operativo y financiero en 2025 y más allá.

Por otro lado, las acciones de Stellantis han experimentado una caída del 8% en la bolsa de París, llegando a su nivel más bajo en operaciones intradía desde diciembre de 2022.

Este ajuste en las previsiones se suma a los recortes realizados por otros grupos automotrices internacionales, como Volkswagen, que ha reducido sus expectativas de ventas para 2024 y espera ingresos más bajos de lo anticipado.

Otros fabricantes, como Porsche, Volvo, Mercedes-Benz y BMW, también han ajustado a la baja sus previsiones para este año, lo que sugiere un panorama desafiante para la industria automotriz europea en general.