MADRID, 1 de enero. En una sorprendente vuelta de los acontecimientos, las celebraciones de Año Nuevo han sido transformadas en una sólida manifestación en varias ciudades de Serbia. Este fenómeno ha congregado a un numeroso grupo de ciudadanos que claman contra el Gobierno, exigiendo reformas tanto políticas como judiciales en este país balcánico.

En el epicentro de estas protestas se encuentran cientos de jóvenes universitarios que han decidido mantener la presión sobre el actual Ejecutivo. Esta situación ha cobrado mayor fuerza tras la devastadora tragedia ocurrida en Novi Sad, donde el colapso de una marquesina en la estación central de trenes resultó en la trágica muerte de 15 personas.

El fatal accidente ha sido atribuido a la corrupción endémica y a las prácticas de construcción inadecuadas por parte de los líderes serbios, lo que ha provocado un descontento generalizado en la población y un clamor por la rendición de cuentas entre los afectados.

Entre las manifestaciones, se pueden observar pancartas que expresan el sufrimiento del pueblo: "No hay Año Nuevo. Todavía nos deben el anterior", un mensaje claro y contundente elaborado por los estudiantes de diversas universidades de Belgrado que están a la cabeza de estas protestas.

Los manifestantes, al contrario de lo que podría esperarse en medio de unas festividades, están decididos a no abandonar su lucha por la justicia. Este movimiento estudiantil ha logrado atraer el apoyo de una diversidad de sectores sociales, que abarcan desde profesores hasta agricultores y actores, reflejando un descontento más amplio respecto al liderazgo autocrático del presidente Aleksandar Vučić.

En el mismo sentido, miles de personas se han congregado en otras ciudades como Novi Sad y Nis, donde también han tenido lugar concentraciones organizadas por estudiantes universitarios locales, mostrando que el fervor por el cambio no se limita a la capital.

En los recientes desarrollos, el fiscal general de Serbia ha presentado cargos contra 13 personas, entre ellas un exministro, relacionado con el derrumbe de la marquesina. Sin embargo, los manifestantes consideran que esta acción es insuficiente, ya que las acusaciones no abarcan posibles actos de corrupción vinculados a la renovación de la estación de trenes de Novi Sad en asociación con empresas chinas.