Philémon Yang, presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, ha expresado su firme preocupación sobre el uso creciente del poder de veto en el Consejo de Seguridad, especialmente en relación con la crisis humanitaria en Sudán. En un llamamiento realizado el martes, Yang enfatizó la necesidad de una acción colectiva y urgente por parte de los miembros de la ONU para abordar esta devastadora situación en el país africano, que ha estado inmerso en un conflicto por más de 19 meses.

Durante su intervención en la 79ª sesión de la Asamblea General, Yang subrayó el alarmante deterioro de las condiciones en Sudán, donde hasta el 80% de los centros de salud se encuentran inoperativos en las regiones más afectadas por la guerra. Además, el conflicto ha propiciado un aumento en las denuncias de violaciones de derechos humanos, destacando con particular preocupación la violencia sexual contra mujeres y niñas, lo que refleja el grave impacto humanitario que enfrenta la población.

“Este sufrimiento debe terminar”, afirmó Yang, quien además instó a un diálogo inmediato entre las partes involucradas, reclamando el cese de hostilidades y la necesidad de alcanzar una solución sostenible que acabe con el enfrentamiento entre el Ejército sudanés y las fuerzas paramilitares conocidas como Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).

Las declaraciones del presidente de la Asamblea General se producen tras una reunión convocada a raíz del veto ejercido por Rusia en el Consejo de Seguridad, el cual obstaculizó una resolución destinada a mejorar el acceso a la asistencia humanitaria, impidiendo así aliviar el sufrimiento del pueblo sudanés.

Yang manifestó su “profunda preocupación” por esta tendencia creciente del uso del poder de veto en el Consejo de Seguridad, señalando que ha ido en aumento desde 2022. “Este alarmante desarrollo pone de manifiesto, una vez más, la urgente necesidad de que la Asamblea General asuma un papel protagónico en cuestiones críticas relacionadas con la paz y la seguridad, especialmente cuando el Consejo de Seguridad se encuentra paralizado e incapaz de cumplir con su mandato fundamental”, denunció.

El presidente de la Asamblea General también hizo un llamado a la comunidad internacional, instando a no permitir que la crisis en Sudán sea relegada a un segundo plano en medio de otros conflictos globales. “Es igualmente trágico, igualmente urgente, y exige acción. Insto al Consejo de Seguridad a asumir sus responsabilidades y cumplir con su mandato de defender la paz y la seguridad internacionales”, concluyó Yang, enfatizando la necesidad de atención colectiva a la situación.

La guerra civil en Sudán estalló en abril de 2023, en medio de crecientes tensiones en torno a la integración de las RSF en las Fuerzas Armadas, que son un componente clave de un acuerdo firmado en diciembre de 2022. Este acuerdo tenía como objetivo la formación de un nuevo gobierno civil y la reactivación de la transición política, la cual había sido gravemente afectada por el derrocamiento en 2019 de Omar Hasán al Bashir y el posterior golpe de Estado de octubre de 2021 que destituyó al entonces primer ministro de transición, Abdalá Hamdok.