En la madrugada del domingo 17 de noviembre, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) llevaron a cabo un ataque aéreo en el campo de Bureij, localizado en el corazón de la Franja de Gaza, que resultó en la trágica muerte de al menos ocho civiles palestinos, entre ellos un niño. Este incidente ha suscitado condenas y preocupaciones por el impacto en la población civil.

Según informes de fuentes paramédicas de la Media Luna Roja Palestina, la primera ofensiva estaba dirigida contra la vivienda de la familia Aqal, donde se registraron siete muertes de adultos y un menor. Además, la agresión dejó a un número indeterminado de personas heridas, según la información recabada por la agencia Wafa.

Las víctimas mortales y varios heridos fueron trasladados a dos hospitales: el Hospital Al Awda, que se encuentra en el campo de Nuseirat, y el Hospital de los Mártires de Al Aqsa, ubicado en Deir al Balah, en el centro del enclave. Los servicios médicos se vieron desbordados ante la cantidad de afectados y la grave situación en la que se encuentran.

En una segunda ofensiva, también en el campamento de Bureij, se produjo un nuevo ataque a la vivienda de la familia Al Maqadma, que resultó en la muerte de una mujer y permitió que nueve civiles salieran ilesos, siendo igualmente atendidos en el Hospital Al Awda. Esta serie de bombardeos ha elevado la creciente preocupación por la seguridad de los civiles en la región.

El recuento total de víctimas como consecuencia de los bombardeos israelíes en la Franja de Gaza ha alcanzado cifras alarmantes, con 43.799 fallecidos y 103.601 heridos. Entre estos se reportan 35 muertes y 111 heridos en las últimas 24 horas, información confirmada por las autoridades del territorio bajo el control del grupo islamista Hamás.

Las cifras proporcionadas siguen siendo una estimación, dado que muchas de las víctimas permanecen bajo los escombros generados por los ataques aéreos, dificultando aún más el conteo exacto. Además, las autoridades de Gaza han indicado en reiteradas ocasiones que hay al menos 10.000 personas reportadas como desaparecidas, lo que plantea un panorama devastador en el contexto del conflicto.

Es importante recordar que la ofensiva israelí se desató luego de los atroces ataques del 7 de octubre de 2023, que dejaron un saldo trágico de aproximadamente 1.200 muertos y cerca de 250 secuestrados según las autoridades de Israel. A esta cifra se suman más de 750 palestinos que han perdido la vida a manos de las fuerzas de seguridad israelíes y por ataques de colonos en regiones como Cisjordania y Jerusalén Este.