Crónica España.

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Ocho de cada diez europeos exigen que el desarrollo sostenible encabece la agenda política, revela un estudio.

Ocho de cada diez europeos exigen que el desarrollo sostenible encabece la agenda política, revela un estudio.

La comunidad europea está comenzando a valorar la sostenibilidad como un tema prioritario dentro de su agenda política, según un reciente estudio publicado por el Pacto Mundial de la ONU. Este informe destaca que un notable 80% de los encuestados ven el desarrollo sostenible como un aspecto vital que debe ser abordado por los líderes gubernamentales.

El análisis, basado en 13.000 entrevistas realizadas en 16 naciones europeas, revela diferencias generacionales en la percepción de la sostenibilidad. Los jóvenes, de entre 18 y 44 años, tienden a priorizarla de manera contundente en comparación con las generaciones mayores, que si bien también muestran apoyo mayoritario, tienden a considerarla de menor relevancia. Por otro lado, una pequeña fracción de los encuestados siente que los gobiernos y la Unión Europea deberían enfocar su atención en otros temas más urgentes.

En relación a la Agenda 2030, el estudio muestra un amplio consenso: el 75% de los participantes sostiene que tanto los gobiernos como las empresas deberían invertir más recursos en su cumplimiento. En España, estas cifras son aún más elevadas, alcanzando el 78% en el caso de los gobiernos y el 77% en el de las empresas, lo que indica una clara demanda por parte de la población.

Cristina Sánchez, directora Ejecutiva del Pacto Mundial de la ONU en España, enfatiza que el mensaje de la ciudadanía es claro: no hay vuelta atrás en la lucha por la sostenibilidad. “La gente demanda coherencia, quiere que la política y la economía actúen de acuerdo a lo que consideran urgente. Las instituciones no pueden defraudar la confianza que han depositado en ellas”, afirma Sánchez.

El informe también revela que el 80% de los europeos considera la sostenibilidad al hacer compras, aunque solo un 27% lo hace de forma constante. En contraste, un 20% prefiere priorizar factores como el precio o la comodidad. España se encuentra entre los países donde la sostenibilidad tiene más peso en las decisiones de consumo, junto a Bulgaria, Reino Unido e Irlanda, lo que refuerza que este criterio está ganando terreno en la vida diaria de los ciudadanos.

Este cambio de mentalidad resalta que la sostenibilidad ya no es un mero complemento, sino que empieza a ser un valor competitivo en el mercado, compitiendo con factores tradicionales como el coste o la conveniencia. Aunque todavía no influye en todas las decisiones de compra, la importancia de este valor en cuatro de cada cinco consumidores sugiere una transformación significativa en el mercado europeo.

Además, la población europea manifiesta su deseo de que las normativas en torno a la sostenibilidad se endurezcan. En el sur de Europa, la mayoría de los encuestados apoya un aumento en la regulación, mientras que en el norte hay una tendencia hacia un enfoque más flexible. Países como Alemania y Países Bajos muestran menos inclinación hacia la regulación estricta, a diferencia de naciones como España y Croacia, que abogan por una mayor supervisión normativa, reflejando diferencias de hasta 18 puntos porcentuales entre ambos bloques.

La percepción sobre el papel de las empresas en la creación de un futuro sostenible es otro aspecto relevante del estudio. El 47% de los encuestados cree que las empresas tienen un impacto positivo, especialmente en cuanto a los derechos laborales. Sin embargo, existe escepticismo cuando se trata de cuestiones como la lucha contra la corrupción, donde solo un 35% confía en la contribución del sector empresarial.

La encuesta también revela un amplio acuerdo sobre el potencial estratégico de la sostenibilidad como motor de competitividad. Siete de cada diez europeos piensan que la sostenibilidad puede impulsar el éxito empresarial. Además, existe una mayoría que confía en que la inteligencia artificial puede ser un recurso valioso para avanzar en este ámbito, aunque hay variaciones significativas entre naciones. Mientras que en Finlandia y Grecia la confianza es elevada, en Bulgaria solo un 58% comparte esta percepción optimista.

Sin embargo, este optimismo se ve atenuado por de la desconfianza en el compromiso de las empresas líderes en adoptar prácticas realmente sostenibles. Un 33% de los encuestados se muestra escéptico acerca de la autenticidad de los esfuerzos de sostenibilidad, y en España este porcentaje asciende a un alarmante 40%. Esto pone de manifiesto una creciente preocupación por el fenómeno del greenwashing en el ámbito empresarial.