MADRID, 24 de septiembre.
El Museo Nacional de Antropología ha dado un paso audaz al transformar su valla exterior en una ventana hacia Gaza, albergando las imágenes de 27 fotoperiodistas palestinos. Esta muestra, titulada 'Gaza a través de sus ojos', se inauguró el día de ayer en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, con el objetivo de ofrecer un vistazo profundamente personal a la realidad en el territorio.
En la presentación del evento, el director del Thyssen, Guillermo Solana, enfatizó el valor significativo de esta exposición, aunque modestamente se describió como "pequeña". "No podemos abarcar la magnitud de la devastación y el sufrimiento de la población palestina, pero estas fotografías representan un testimonio directo de aquellos que han vivido estos eventos", manifestó Solana, refiriéndose al apoyo de la Agencia de Naciones Unidas para la Población Refugiada de Palestina (UNRWA) en esta iniciativa.
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, también tuvo voz en el evento, subrayando que la exposición busca dar visibilidad a "las voces que suelen ser ignoradas" y resaltar la "dignidad" de un pueblo que enfrenta sufrimientos extremos. "La cultura tiene un poder transformador, capaz de abrir los ojos a realidades que preferimos no enfrentar, y estas 27 imágenes son un testimonio de resistencia y un llamado para la conciencia colectiva", agregó el ministro.
La exposición estará disponible desde el 23 de septiembre hasta el 19 de octubre, y ha tomado la decisión de no identificar a los fotoperiodistas palestinos cuyas obras se exhiben—"que viven, trabajan y mueren en Gaza"—por razones de seguridad. Solana explicó que revelar sus nombres o ubicación podría poner en riesgo sus vidas, aunque la directora de UNRWA en España, Raquel Martí, aseguró que todos ellos se encuentran a salvo en este momento.
Martí comentó sobre la difícil situación que enfrentan estos artistas de la imagen, remarcando que, aunque ninguno ha sido asesinado, muchos han estado cerca de la muerte. "Uno de ellos ha perdido a treinta familiares, así como a dos de sus mejores amigos y colegas, pero afortunadamente, hasta ahora, todos están vivos. Sin embargo, a menudo se han visto heridos en estos más de 700 días de conflicto, y en ocasiones no logramos comunicarnos con ellos durante días", confió Martí.
Finalmente, Solana resaltó el profundo respeto que los fotoperiodistas han demostrado hacia las personas que retratan, afirmando que suelen ser "hijos, hermanos y amigos" de aquellas comunidades devastadas. Esto contrasta con la manera en que a veces los fotoreporteros que llegan de fuera abordan la guerra: "Sus imágenes reflejan los aspectos más crueles del horror, pero a menudo carecen de la empatía necesaria", concluyó.
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