El Gobierno turco ha anunciado la apertura de una investigación y su colaboración con la ONU para lograr justicia en el caso de la activista estadounidense de ascendencia turca fallecida la semana pasada tras ser tiroteada por el Ejército de Israel durante una protesta en Cisjordania.

El cadáver de la activista será trasladado a Turquía tras los funerales celebrados en territorio palestino y el Gobierno turco ha completado los procedimientos para el traslado, según informó el Ministerio de Exteriores turco.

El Gobierno turco condenó "este asesinato por parte del gobierno genocida de Netanyahu" y se comprometió a garantizar que este crimen no quede impune.

El ministro de Justicia turco anunció la apertura de una investigación y afirmó que trabajarán con Naciones Unidas para adoptar medidas inmediatas y preparar un informe sobre el caso.

Turquía prepara planes para llevar el caso a acciones legales a nivel internacional contra Israel, incluida la denuncia por genocidio ante la Corte Internacional de Justicia.

El Ejército de Israel afirmó que la activista murió "muy probablemente como resultado de un disparo indirecto y no intencionado" durante una "concentración violenta".

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reclamó "una total rendición de cuentas" por la muerte de la activista y afirmó que Israel debe hacer más para evitar incidentes similares.

La familia de la activista pidió una "investigación independiente" a Estados Unidos y el Gobierno palestino condenó la "brutal ejecución" de la joven.