El pasado sábado, 23 de noviembre, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, expresó su firme apoyo a la idea de proporcionar misiles de largo alcance a Ucrania como una medida crucial para contrarrestar la agresión rusa. Durante sus declaraciones, destacó que Alemania debería considerar la posibilidad de enviar sus sistemas de armamento de tipo Taurus a las fuerzas ucranianas, en un contexto donde ya se han superado los mil días de conflicto armado en la región.

Cuando se le preguntó sobre la necesidad de que los países que brindan misiles a Ucrania permitan ataques contra objetivos en Rusia, y si Alemania debería comprometerse a enviar sus sistemas Taurus, Metsola respondió de manera contundente: "Sí, esa es también la posición del Parlamento Europeo." Su afirmación deja claro que existe un respaldo considerable a este enfoque en la Eurocámara.

En su entrevista con el grupo mediático alemán Funke, Metsola añadió que sería interesante observar si se produce un cambio político significativo tras las elecciones al Bundestag, el Parlamento Federal alemán. Esta mención sugiere que el futuro del apoyo a Ucrania podría verse influenciado por la dirección política que tomen los electores alemanes.

No obstante, la presidenta subrayó que en el seno de la coalición gubernamental de Berlín existen "posiciones divergentes" en cuanto al envío de los sistemas Taurus. Esto podría resultar en un cambio en la postura del gobierno alemán, posiblemente "incluso antes" de las elecciones, lo que abre la puerta a una revaluación rápida de su ayuda a Ucrania.

El canciller alemán, Olaf Scholz, perteneciente al partido socialdemócrata, ha mantenido una postura contraria a la entrega de estos misiles. Sin embargo, sus socios de coalición, los Demócratas Libres y los Verdes, han manifestado su apoyo a una posición más favorable, lo que lleva a un escenario de tensión interna en el gobierno respecto a la política de defensa.

En paralelo, un portavoz adjunto del Ejecutivo alemán reiteró el lunes su negativa a enviar misiles Taurus a Kiev, incluso ante un potencial cambio en la política estadounidense que permitiera el uso de armamento entregado por Estados Unidos para ataques en territorio ruso. Esto resalta las diferencias significativas que persisten sobre el apoyo militar a Ucrania entre los aliados europeos.

El reciente debate sobre la entrega de misiles se ha intensificado, especialmente después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, diera luz verde para el uso de misiles ATACMS, que tienen un alcance de hasta 300 kilómetros. Esta decisión se produce en un momento en que las demandas del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, se hacen más insistentes, exigiendo a Alemania que permita el empleo de su armamento en operaciones dentro de territorio ruso, un paso que, según él, es cada vez más urgente tras las nuevas amenazas nucleares de su homólogo ruso, Vladimir Putin.

Estas declaraciones se producen en un contexto de creciente tensión, después de que el Gobierno ruso afirmara el viernes que había conseguido alcanzar los objetivos de su reciente ataque con un misil balístico de rango medio contra Ucrania, un movimiento visto como represalia ante el uso de armamento de largo alcance por parte de Kiev, proporcionado por sus aliados desde el inicio de la guerra en febrero de 2022.

En una declaración adicional, Putin anunció que el nuevo misil balístico, denominado Oreshnik, que se utilizó durante los ataques, será producido en serie y distribuido entre las Fuerzas de Misiles Estratégicos de las Fuerzas Armadas rusas. Esto marca un escalón más en la escalada militar que se observa en el conflicto, que persiste sin una solución clara y con frentes prácticamente estancados, aunque todavía hay enfrentamientos en territorio ruso, como se vio en la reciente incursión ucraniana en Kursk en agosto pasado.