En un significativo fin de semana, la Reina Sofía dejó por un momento las opulentas paredes del Palacio de la Zarzuela para disfrutar de un evento familiar que resuena con el sentido de unidad que la monarquía representa. Este sábado, asistió al emocionante partido en el que su nieto, Pablo Urdangarin, competía en Guadalajara, enfrentando al equipo Fraikin GM. Granollers en un partido del Impulse BM. Guadalajara.

Su presencia en el evento fue notable, siendo la primera vez que la emérita se trasladaba a ver a su nieto en acción deportiva, y lo hizo acompañada de su hija, la Infanta Doña Cristina. Este momento familiar fue especial no solo por el acontecimiento en sí, sino también por las interacciones que tuvo la monarca, que demostraron su cercanía y apoyo hacia su familia.

Una vez culminado el partido, la Reina Sofía no escatimó en gestos de cariño hacia su nieto, quien, por su parte, disfrutó de un emotivo momento de complicidad con su abuela. Pero la entrañable conexión familiar no terminó allí; la emérita decidió interrumpir su trayecto hacia el vehículo para saludar a cada uno de los integrantes del equipo, a pesar de las bajas temperaturas que se sentían en el ambiente.

El gesto de acercamiento de la Reina Sofía hacia los jóvenes deportistas es un indicativo de su interés y apoyo hacia el deporte, algo que definitivamente resalta su compromiso con la juventud y el bienestar de su familia. Antes que todos los jugadores se subieran al autobús, no dudó en dialogar con los entrenadores y compartir sonrisas, proyectando una imagen de calidez y fascinación por el deporte que apasiona a su nieto.

A lo largo de esta jornada, la Infanta Cristina también fue una figura clave, siguiendo de cerca cada acción en el campo y asistiendo a su madre en la presentación de los compañeros de su hijo. Tras este cálido intercambio, la monarquía se dirigió a su vehículo, donde la Reina Sofía compartió el trayecto con su hija y su querido nieto, un momento que sin duda quedará grabado en sus memorias familiares.