Según un estudio realizado por el Center for the Governance of Change de IE University, el 80% de los ciudadanos de los 20 países que conforman el G20 cree que la Inteligencia Artificial (IA) cumplirá un papel esencial en la sociedad en el año 2073. En total, se entrevistaron a 8.000 ciudadanos de diferentes países para conocer sus perspectivas y preocupaciones sobre el futuro en áreas como la tecnología, la economía, la ciencia, el medio ambiente y la educación en las próximas cinco décadas. Según los encuestados, los principales desafíos que enfrentará la humanidad en el año 2073 son la desigualdad económica mundial y el cambio climático. En cuanto a la visión de los ciudadanos sobre la tecnología y su impacto en el futuro, así como el papel que desempeñará la IA y la biotecnología en la sociedad, el 80% de los encuestados considera que la IA será fundamental en la sociedad en 2073. Casi la mitad de ellos cree que la IA estará totalmente integrada en su vida diaria, mientras que uno de cada tres piensa que dominará todos los aspectos de la vida. Además, el 48% de los participantes cree que la atención sanitaria en 2073 contará con tratamientos genéticos personalizados. El estudio también incluye un apartado dedicado a imaginar cómo será la educación en los próximos 50 años. El 62% de los encuestados espera una educación individualizada, adaptada a cada alumno. Los países asiáticos muestran una mayor inclinación hacia esta posibilidad, con un 73%, en comparación con el 53% de los países europeos. Por otro lado, el 38% cree que el aprendizaje presencial seguirá siendo la norma. En cuanto a los países europeos y latinoamericanos, se inclinan por un cambio hacia el aprendizaje basado en la experiencia fuera de las aulas. El informe destaca que el uso de la IA aumentará en las aulas y marcará el futuro de la educación, especialmente en países como China, Indonesia, Japón y Corea del Sur. Además, los encuestados señalan que la competencia por los recursos naturales y los problemas medioambientales serán los principales desafíos éticos planteados por la tecnología en los próximos 50 años. Según ellos, el riesgo climático más probable será los conflictos por el agua derivados de la sequía. En cuanto a las preocupaciones de los ciudadanos sobre el futuro para ellos y las próximas generaciones, la mayoría de los encuestados afirma que se movilizaría y colaboraría con otros en caso de que se confirmara alguna de las hipótesis planteadas, como una nueva pandemia, un desastre climático o un colapso global del sistema. Sin embargo, existe una división generacional, ya que los encuestados de mayor edad muestran una mayor disposición a "luchar" en lugar de trasladarse a zonas más seguras, opción elegida por los más jóvenes. En relación a la economía, el 48% de los encuestados cree que habrá más desigualdades económicas en las próximas cinco décadas, mientras que el 30% piensa que la situación seguirá igual y el 21% considera que mejorará. En términos de optimismo, el 39% de los ciudadanos confía en el crecimiento de la economía en las próximas décadas, mientras que el 25% prevé un empeoramiento. Ante las posibles dificultades económicas, la mayoría optaría por ahorrar e invertir (27%) y mejorar sus habilidades y formarse en áreas tecnológicas (24%). En Europa, la mayoría de los ciudadanos entrevistados en España, Alemania y Francia creen que habrá más desigualdades económicas en 2073. Además, la mayoría de los británicos también cree que la riqueza estará distribuida de manera más desequilibrada. Por otro lado, los países asiáticos se muestran más optimistas sobre una distribución más equitativa de la economía en los próximos 50 años, como Indonesia, China e India. La directora del Center for the Governance of Change, Irene Blázquez-Navarro, destaca la creciente preocupación por la sostenibilidad medioambiental y la estabilidad económica en la sociedad. Además, enfatiza la importancia de adoptar un compromiso proactivo y prever un futuro en el que las personas participen directamente en el progreso tecnológico, lo cual requiere una regulación y una gobernanza éticas, así como formación en humanidades para enfrentar los desafíos económicos, sociales y medioambientales.