Crónica España.

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La histórica prisión de Carabanchel en Madrid recibe la distinción de Lugar de Memoria Democrática.

La histórica prisión de Carabanchel en Madrid recibe la distinción de Lugar de Memoria Democrática.

El Gobierno español ha decidido oficializar la antigua prisión provincial de hombres de Madrid, conocida como la Cárcel de Carabanchel, como un Lugar de Memoria Democrática. Este sitio, que fue erigido con el trabajo forzoso de mil prisioneros republicanos, se ha convertido en un símbolo del terror estatal bajo la dictadura de Francisco Franco.

La inclusión de la Cárcel de Carabanchel en esta categoría se formalizó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicado recientemente. Esta decisión se enmarca dentro de una serie de declaraciones anteriores que también han elevado a la memoria histórica lugares como la Real Casa de Correos, que albergó la Dirección General de Seguridad, y el muro de fusilamiento del cementerio del este de Madrid, donde la represión franquista segó la vida de casi 3,000 personas tras la Guerra Civil en 1939.

De acuerdo con la nueva declaración, la construcción de la prisión fue una respuesta del régimen de Franco ante la destrucción de la antigua Cárcel Modelo durante el conflicto civil. Entre 1940 y 1944, este nuevo establecimiento fue levantado con la mano de obra de los presos republicanos, convirtiéndose en un símbolo del aparato represivo franquista.

La prisión tenía un diseño panóptico, con seis galerías dispuestas radialmente bajo una monumental cúpula de hormigón, que permitía una vigilancia constante y encarnaba el control absoluto sobre los internos. Además, el complejo incluía diversas instituciones penitenciarias, como una escuela de estudios, un hospital penitenciario y un reformatorio de jóvenes, así como un ala destinada a mujeres.

Aunque estaba pensada para albergar a mil internos, desde su inauguración en junio de 1944, la cárcel sufrió de una severa sobrepoblación, albergando a miles de prisioneros en condiciones inhumanas: celdas angostas, falta de higiene, acceso limitado a agua, escasas duchas y un régimen alimentario deficiente, sumado a la violencia por parte de los funcionarios.

La Cárcel de Carabanchel se convirtió en un centro emblemático donde se aplicó la pena de muerte, con más de doscientas ejecuciones documentadas entre 1944 y 1975. Entre los nombres asociados a tales tragedias se encuentran figuras como Francisco Granado y Joaquín Delgado, anarquistas asesinados; Julián Grimau, líder comunista; y miembros del FRAP que fueron fusilados en los últimos momentos del franquismo.

La prisión también recibió a numerosos líderes de la resistencia, el movimiento sindical y la cultura española, como se menciona en el BOE. Entre ellos se encuentran Marcelino Camacho, Nicolás Sartorius y Fernando Savater, quienes reflejan la diversidad de la lucha contra el régimen dictatorial.

Durante la Transición a la democracia, la Cárcel de Carabanchel se convirtió en el núcleo de las protestas de la Coordinadora de Presos en Lucha (COPEL), que exigieron amnistía y reformas en el sistema penitenciario. Estos movimientos denunciaron la continuidad del autoritarismo en las prisiones españolas, evidenciado por sucesos trágicos como la muerte del joven anarquista Agustín Rueda Sierra en 1978.

En sus celdas, miles de hombres y mujeres sufrieron persecuciones por motivos ideológicos, sindicales, relacionados con su orientación sexual o su situación económica, lo que convirtió a la cárcel en un microcosmos de la sociedad española bajo el régimen franquista, donde coexistían la represión y la resistencia.

La declaración del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática destaca el valor simbólico de Carabanchel, que encapsula una rica y variada gama de experiencias de represión y resistencia, donde republicanos, socialistas y diversos grupos fueron víctimas de un mismo aparato de control estatal.

Hoy en día, quedan pocos restos del antiguo complejo, tales como el acceso principal, parte del muro perimetral y el antiguo hospital, hoy convertido en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE). Las futuras actuaciones en este lugar no buscarán restaurar su función original.

A través de la preservación de estos vestigios y su promoción, se intentará honrar el significado que tuvo este sitio en la historia reciente de Madrid y España, enfocándose en su importancia memorialística.

Además, con un sentido conmemorativo y educativo, el Estado planea crear recursos audiovisuales y materiales interpretativos, así como señalar los puntos de reconocimiento de las víctimas de violaciones a los derechos humanos que tuvieron lugar en este espacio.

El Ministerio de Memoria Democrática, bajo la dirección de Ángel Víctor Torres, también trabajará en la instauración de un centro memorial que se dedicará a la difusión de la memoria democrática y los derechos humanos, preservando el recuerdo de las duras condiciones que enfrentaron aquellos que pasaron por sus muros.

El portal web de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática se enriquecerá con un archivo digital que recoja documentos y testimonios relacionados con la historia de la cárcel, buscando garantizar que la memoria de este lugar no se desvanezca en el tiempo.