Este miércoles, las comisiones pertinentes del Parlamento Europeo han otorgado su aprobación a la designación de la ministra española de Transición Ecológica, Teresa Ribera, como vicepresidenta primera del nuevo Gobierno comunitario. Esta decisión se produce tras el consenso alcanzado entre los partidos 'populares', socialdemócratas y liberales europeos, orientado a destrabar las evaluaciones de los seis candidatos a vicepresidencia y, de este modo, facilitar la votación de la Comisión en su conjunto para la próxima semana, que permitirá su entrada en funciones el 1 de diciembre.

La decisión se aprobó con el apoyo de al menos dos tercios de los coordinadores, lo que permitió a la ministra Ribera eludir la votación secreta en las tres comisiones involucradas, exigida por el Partido Popular español, aunque este no encontró apoyo en el Partido Popular Europeo (PPE).

A pesar de que se esperaba que el acuerdo se alcanzara rápidamente, las negociaciones políticas se extendieron durante casi cuatro horas. Esto ocurrió después de que el PPE impulsara la inclusión en la carta de misión de Ribera de un compromiso a dimitir en caso de que su gestión de la DANA fuese sometida a procesos judiciales.

Finalmente, el respaldo del PPE, junto con el de S&D y los liberales de Renew, llevó a una solución de consenso que omite la referencia a dicha dimisión en la carta de misión, pero añade tres anexos que, según fuentes parlamentarias, carecen de validez jurídica. Uno de estos anexos deja constancia de la exigencia del PPE de que Ribera renuncie si es “imputada” en relación con su manejo de la crisis.

Los grupos de los Verdes y de la Izquierda, al abrir un debate sobre la inclusión de comentarios, también añadieron sus propias referencias. Así, la aprobación de Ribera se dio adelante a pesar de contar con la oposición de los Patriotas por Europa, que lidera Viktor Orbán, así como de la extrema derecha de Europa de las Naciones Soberanas, según informaron fuentes parlamentarias a Europa Press.

Con la confirmación de Ribera y de otros cinco vicepresidentes, así como del comisario húngaro que aún faltaba, se da un paso más en el proceso interno que debe seguir la Eurocámara antes de que se someta a votación en la sesión plenaria programada para el próximo miércoles, 27 de noviembre.

En dicha sesión, el pleno tendrá la oportunidad de aprobar o rechazar al conjunto completo de la nueva Comisión de Ursula von der Leyen, aunque no podrá rechazar candidatos de manera individual. La decisión se tomará por mayoría simple de los votos emitidos.

Si finalmente el pleno del Parlamento Europeo confirma su apoyo al Ejecutivo, cuyos comisarios han recibido evaluaciones positivas en sus respectivas comisiones, Ribera asumirá el cargo de vicepresidenta primera de la Transición Limpia, Justa y Competitiva bajo el mandato de Ursula von der Leyen, además de encargarse de la cartera de Competencia.

La portavoz del PP en el Parlamento Europeo, Dolors Montserrat, ha reiterado este miércoles su negativa a respaldar a Teresa Ribera como vicepresidenta primera del nuevo Ejecutivo comunitario.

Montserrat, a través de un mensaje en las redes sociales, ha afirmado que Ribera se encuentra en Bruselas "para ser vicepresidenta y número dos de la Comisión Europea", pero que "ha terminado suplicando apoyos a Meloni y Orbán para ser comisaria", en clara referencia a los líderes de Italia y Hungría, respectivamente.

Para la portavoz del PP, los principios de su partido "se mantienen intocados". "Ribera no ha tenido ni tendrá nunca nuestro apoyo. Tendrá que dimitir si es imputada", expresó ella, en relación a una posible investigación sobre la actuación de la actual vicepresidenta en la gestión de la DANA.

En respuesta, la líder de los socialistas europeos, Iratxe García, defendió que el grupo Socialistas y Demócratas (SyD) en el Parlamento Europeo ha actuado con "responsabilidad" para garantizar la estabilidad de la Unión Europea, a diferencia del PP, que, acusó, "la ha puesto en riesgo".

García subrayó que el pacto "refuerza el compromiso de la mayoría proeuropea ante el complicado contexto geopolítico actual" y "desbloquea una situación que amenazaba la estabilidad de la Unión Europea".

Concluyó afirmando que "no solo aseguramos la influencia política y progresista de los socialistas en las futuras decisiones de la Comisión, sino que también logramos un acuerdo de cooperación escrito entre las tres fuerzas proeuropeas y democráticas en el Parlamento Europeo, reforzando así la democracia y los valores en los que se funda la Unión Europea".