Kurdos sirios exigen a la ONU y a la coalición internacional medidas urgentes para prevenir una crisis.
En la jornada del 8 de enero, las autoridades kurdas que operan en el norte y noreste de Siria han hecho un llamado urgente a la coalición internacional, encabezada por Estados Unidos. Este llamamiento se produce en medio de los intensos bombardeos que las fuerzas proturcas están llevando a cabo contra la presa de Tishrin, un punto clave en la región septentrional de Siria.
La Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES) ha expresado serias preocupaciones al afirmar que la presa ha sido blanco de constantes ataques de artillería por parte de lo que considera un "Estado ocupante", refiriéndose a Turquía y sus aliados mercenarios. Esta situación se ha prolongado por más de un mes y, según la AANES, representa una grave amenaza que podría desencadenar una catástrofe humanitaria.
En un comunicado difundido a través de la red social X, se hizo un llamado claro a la Organización de las Naciones Unidas y a la coalición internacional para que actúen de forma rápida y decisiva. Se subraya que el hecho de poner fuera de servicio la presa conllevaría la inundación de cientos de poblados y la devastación de miles de tierras agrícolas, lo que resultaría en el sufrimiento de millones de personas a lo largo del río Éufrates, hasta llegar incluso a Irak.
La AANES ha planteado la necesidad de una intervención inmediata para proteger tanto las vidas humanas como la infraestructura de la región. Además, han invitado a la población local a participar en una protesta programada para el miércoles en la presa, que tiene como objetivo visibilizar y condenar el bombardeo sistemático que pone en peligro tanto a las personas como a las estructuras críticas.
Por otro lado, las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) informaron a través de su canal en Telegram que han logrado derribar un dron turco en las cercanías de la presa de Tishrin. Afortunadamente, no se registraron víctimas ni daños durante este incidente, según los reportes.
En el contexto de estos acontecimientos, el Gobierno turco lanzó una advertencia: planea llevar a cabo una ofensiva en el noreste de Siria contra la milicia kurdo-siria conocida como Unidades de Protección Popular (YPG), que forma parte de las FDS. Ankara ha exigido que se expulse a los miembros de este grupo, que tiene vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), catalogado como una organización terrorista por el Estado turco.
Desde la caída del régimen de Bashar al Assad, Turquía ha instado a las nuevas autoridades en Siria a tomar el control de esta área. En este sentido, el ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, ha declarado que no reconocerá al YPG ni a la denominada administración kurda del noreste de Siria, conocida como Rojava, enfatizando la creación de una nueva estructura de poder en el país vecino.
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