Juan Carlos I reflexiona sobre su papel en la democracia española, lamentando no haber encontrado su propia libertad.
MADRID, 29 de octubre.
El Rey emérito de España muestra su añoranza por la patria y su anhelo de regresar tras cinco años de exilio en Abu Dabi, un tiempo que inicialmente pensó sería breve. Aún más impactante es su reflexión sobre cómo, tras haber jugado un papel fundamental en la instauración de la democracia, su propia libertad ha permanecido esquiva, con su futuro en manos de su hijo, Felipe VI, y del Gobierno de Pedro Sánchez.
Este sentir se detalla en su obra "Reconciliación", escrita en colaboración con Laurence Debray y que será presentada el 5 de noviembre por la editorial Stock en Francia. El semanario francés 'Le Point' ha divulgado algunos apartados del libro y ha tenido la oportunidad de dialogar con el monarca en su actual residencia en Emiratos Árabes Unidos.
En sus memorias, Don Juan Carlos expresa su frustración, señalando: "Desde mi nacimiento, no he tenido control sobre mi destino". En sus relatos, evoca su primer viaje en tren a España tras el acuerdo entre su padre y Franco, así como su primer encuentro con el dictador y los vínculos casi familiares que desarrollaron.
A día de hoy, el antiguo rey, quien ocupó el trono durante casi 40 años, reconoce que su vida está sujeta a las decisiones de la Casa Real y del Gobierno vigente. "Mi existencia ha estado marcada por las demandas de España y de la Corona", afirma con claridad.
"He brindado libertad a los españoles al establecer la democracia, sin embargo, nunca he podido disfrutar de esa libertad", lamenta, al tiempo que reflexiona sobre el distanciamiento que siente por parte de su hijo y de aquellos que consideraba sus amigos.
Sobre su exilio en Abu Dabi, al cual fue invitado por el actual presidente, Mohamed bin Zayed, Don Juan Carlos señala que su hijo desconocía su ubicación y admite que creía que su estancia sería temporal.
"No existía ninguna guerra ni investigación judicial que me obligara a huir. Ante la presión mediática y las acusaciones infundadas relacionadas con cuentas en Suiza, decidí marchar para no afectar el funcionamiento de la Corona ni perjudicar a Felipe en su labor como rey", explica en otra sección de su relato.
El rey emérito, quien prefiere ser llamado "rey padre" en vez del término que le han atribuido de "emérito", confiesa que su soledad en esta etapa final de su vida es un desafío. "Estoy resignado y herido por un profundo sentimiento de abandono", admite.
Cada vez que piensa en su familia, especialmente en su nieta, la Princesa Leonor, y en España, sufre una fuerte emoción, evidenciando cuánto extraña esos lazos que una vez tuvo.
Al ser cuestionado por el periodista sobre algún consejo para la Princesa de Asturias, Don Juan Carlos le sugiere que sea "segura de sí misma, que realice su labor con simpatía y bondad, y que defienda con firmeza la Constitución española".
Su estado actual es uno de incertidumbre, ya que asegura carecer de claridad sobre la posibilidad de regresar a su país. Aunque todas las cuestiones legales en su contra han sido resueltas, siente que su situación está en manos ajenas. "Sigo firme ante todo por instinto de supervivencia", recalca.
En los fragmentos compartidos por 'Le Point', Don Juan Carlos aborda las reflexiones sobre su propia muerte y los preparativos para su funeral. "Cuando llegue el momento, podrán decidir lo que quieran", menciona, sin esclarecer si hay planes preestablecidos. Aunque recuerda que el panteón real en El Escorial está completo, hay opción de construir otro.
La única certeza, dice, es que su cuerpo estará en un "pudridero" durante 25 años antes de ser trasladado al panteón real, un proceso tradicional que proviene de épocas pasadas. "No sé si tendré que afrontar eso, pero no me importa demasiado", expresa con resignación. Su más ferviente deseo es poder regresar a España y disfrutar de una jubilación tranquila junto a su hijo.
En sus declaraciones, Don Juan Carlos defiende la publicación de sus memorias en este momento clave, a medida que se celebran 50 años desde su ascenso al trono. "Siento que me están robando la historia de mi vida", manifiesta con desazón.
Añade que ha habido una gran cantidad de inexactitudes y exageraciones sobre su persona, y por ello considera esencial contar su propia versión de los hechos, abordando todos los temas con franqueza.
Entre los asuntos tratados en el libro se encuentra su relación con Corina Larssen, a la que reconoce como un error que lamenta profundamente. Aunque considera que fue una debilidad humana, enfatiza que esa situación no afectó su compromiso con su país.
Don Juan Carlos concluye reconociendo cómo esta relación tuvo efectos negativos en su reinado y en su vida familiar, y que fue uno de los factores que lo llevó a tomar la dolorosa decisión de abandonar España. "En esta cacería de brujas, he sido un blanco fácil, pero esta vulnerabilidad no interfirió en mis deberes como rey", concluye.
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