La situación en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29), que se desarrolla en Bakú, Azerbaiyán, ha tomado un giro preocupante tras el anuncio de los países miembros de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS). Este grupo ha decidido retirarse "temporalmente" de las negociaciones debido a serias discrepancias con el enfoque de las conversaciones, lo que plantea serios interrogantes sobre el futuro de la cumbre y la posibilidad de alcanzar una declaración final consensuada.
El ministro de Medio Ambiente de Samoa y presidente de AOSIS, Cedric Schuster, confirmó a la cadena BBC la retirada del grupo, expresando su frustración: "Hemos venido a esta COP para lograr un acuerdo justo y sentimos que no nos han hecho ni caso", declaró Schuster, evidenciando la insatisfacción que prevalece entre los países insulares ante las negociaciones actuales.
Este retiro no es un hecho aislado. La situación se complica aún más tras el anuncio de la delegación de los países menos desarrollados, que también ha manifestado su intención de abandonar las conversaciones hasta que se logre un acuerdo equitativo. Jiwoh Emanuel Abdulahi, portavoz y ministro de Medio Ambiente de Sierra Leona, fue claro al respecto: "Estamos dispuestos a retirarnos temporalmente de las conversaciones hasta lograr un acuerdo justo".
Las tensiones se concentran sobre la cuestión de la financiación climática, un tema candente que ha generado un profundo desencuentro. Según reportes de la BBC, mientras que las naciones más desarrolladas han ofrecido 300.000 millones de dólares por año en asistencia climática, el grupo de países menos desarrollados exige una cifra significativamente mayor: 500.000 millones de dólares anuales.
Sin embargo, el enviado de Estados Unidos a la COP29, John Podesta, ha intentado mantener la esperanza al afirmar que aún hay tiempo para alcanzar un acuerdo. "Espero que esta sea la tormenta antes de la calma", comentó, aludiendo a las dificultades actuales y al deseo de que eventualmente se pueda llegar a un consenso.
A medida que las conversaciones avanzan, se ha hecho público un borrador financiero que plantea una movilización de, al menos, 1,3 billones de dólares anuales a partir de 2035 para financiar iniciativas climáticas en los países en desarrollo, provenientes de diversas fuentes tanto públicas como privadas. Además, se establece que los países desarrollados deberían asumir la delantera en proporcionar 250.000 millones de dólares.
Sin embargo, esta propuesta ha sido criticada contundentemente por organizaciones ecologistas como Ecologistas en Acción, SEO/BirdLife y Greenpeace. Estas entidades han calificado la oferta de "completamente insuficiente", "peor imposible" e "inadecuada", reflejando una creciente frustración con el enfoque global hacia el cambio climático y el compromiso real de los países desarrollados en este ámbito.
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