En un movimiento que refleja la tensa situación geopolítica en Oriente Próximo, el Gobierno de Irán ha anunciado que entablará una serie de conversaciones en las próximas 48 horas con representantes de la Unión Europea (UE), así como de Reino Unido, Francia y Alemania. Este anuncio se realiza pocos días después de que la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) emitiera una nueva resolución de condena contra las acciones de Teherán, lo que añade más presión sobre el régimen iraní en el ámbito nuclear.
Esmaeil Baqaei, portavoz del Ministerio de Exteriores de Irán, ha indicado que la delegación que asistirá a estas reuniones será liderada por Mayid Tajt-Ravanchi, el viceministro de Exteriores iraní. Tajt-Ravanchi tiene programado un encuentro con Enrique Mora, el secretario general adjunto para Asuntos Políticos del Servicio de Acción Exterior de la UE, en Ginebra este jueves. Este encuentro de alto nivel subraya la importancia que ambas partes otorgan al diálogo, a pesar de las tensiones existentes.
Las conversaciones, según explicaciones de Baqaei, abordarán varias temáticas que no solo se limitan al programa nuclear de Irán, sino que también tocarán cuestiones regionales de gran relevancia como la situación en Palestina y Líbano. No obstante, la agencia iraní de noticias Tasnim ha señalado que, hasta el momento, los otros actores involucrados en las discusiones no han emitido comentarios respecto a la agenda de las reuniones, lo que podría indicar la naturaleza sensible y compleja de los temas a tratar.
Por su parte, fuentes provenientes del ámbito europeo han confirmado la participación de Mora en la reunión, que se llevará a cabo en Ginebra, aunque han sido menos específicos en cuanto a los temas que se discutirán, limitándose a mencionar que se tratarán “varios asuntos”. Esta falta de detalle podría reflejar la intención de las partes de mantener una cierta ambigüedad en un momento tan crítico.
El contexto en que se desarrollan estas negociaciones se torna aún más complejo con las declaraciones recientes de Mohamad Eslami, el jefe de la Organización para la Energía Nuclear de Irán, quien ha anunciado que su país ha comenzado a inyectar gas en “miles” de centrifugadoras. Esta acción es parte de la respuesta de Teherán a la resolución adoptada por la Junta de Gobernadores del OIEA, la cual fue impulsada por el grupo E3 formado por Reino Unido, Francia y Alemania y que busca mayor transparencia en las operaciones nucleares iraníes.
El Ministerio de Exteriores de Irán ha criticado la resolución del OIEA, calificándola de “politizada” y “destructiva”. Irán ha reafirmado su intención de activar estas centrifugadoras como ejercicio de sus “derechos y obligaciones bajo el Acuerdo Exhaustivo de Salvaguardas”. Además, el régimen ha insistido en su voluntad de seguir cooperando con el OIEA en cuestiones técnicas y relacionadas con las salvaguardias, prometiendo que esta colaboración se mantendrá como hasta el momento.
La resolución del OIEA fue aprobada con 19 votos a favor, 12 abstenciones y tres en contra, de naciones como Rusia, China y Burkina Faso. El texto exige a Irán que proporcione explicaciones detalladas respecto a sus actividades nucleares y requiere al director general del OIEA, Rafael Grossi, que elabore un informe “exhaustivo”. Este informe llega en un momento de creciente presión sobre la República Islámica, que ha ido disminuyendo su compromiso con el pacto nuclear de 2015 tras la retirada unilateral de Estados Unidos en 2018, aumentando las tensiones en la región y más allá.
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