Las alarmas han sonado sobre los fenómenos que se presentan con una creciente frecuencia e intensidad debido al cambio climático, y se cree que la falta de conciencia sobre su gravedad ha sido un factor determinante en la tragedia ocurrida en Valencia, con más de un centenar de víctimas mortales.
MADRID, 31 Oct. - Ingenieros especializados en Caminos, Canales y Puertos, así como en Montes, han expresado su descontento en declaraciones a Europa Press por la escasa inversión en obras hidráulicas y en cuencas hidrográficas en las últimas décadas, lo cual podría haber ayudado a prevenir y gestionar los efectos devastadores de las DANAs, como la ocurrida en Valencia.
Federico Bonet Zapater, miembro del Consejo General del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, ha detallado que el arco mediterráneo sufre de un régimen de lluvias con sequías prolongadas y precipitaciones muy intensas, lo que hace que los cauces aumenten abruptamente su caudal en eventos extremos.
De acuerdo con el experto, estos eventos extremos, que cada vez son más frecuentes e intensos, son resultado del cambio climático. La DANA reciente en Valencia tomó por sorpresa a muchos debido a su virulencia, lo cual indica la falta de conciencia sobre la gravedad de estos fenómenos.
Los embalses de laminación en la vertiente mediterránea están diseñados para protegerse de las crecidas de los ríos y cuentan con reglas de explotación que permiten mantener un margen vacío para anticipar posibles inundaciones. Las infraestructuras hidráulicas han tenido un impacto positivo en los lugares donde se han construido, como en el cauce nuevo del Turia, mientras que los daños mayores se presentan en áreas donde no hay infraestructuras, como la rambla del Poyo.
Si bien existen soluciones técnicas para la mayoría de los problemas relacionados con las inundaciones, la falta de inversión ha sido un obstáculo significativo. Además, es importante considerar factores medioambientales y sociales, ya que es imposible eliminar por completo el riesgo. La sociedad debe encontrar un equilibrio entre el nivel de riesgo que está dispuesta a asumir y los costos, no solo económicos, que esto implica.
Los planes de prevención de inundaciones son adecuados, pero muchas de las actuaciones propuestas no se han llevado a cabo. La inversión en obras hidráulicas ha sido mínima desde 2008, lo que resalta la necesidad de mejorar los sistemas de alerta temprana y la comunicación con la población.
Por otra parte, el portavoz del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes, Ignacio Pérez-Soba, ha enfatizado la importancia de actuar en las cuencas hidrográficas para prevenir las crecidas torrenciales. Mantener en buen estado estas áreas es fundamental para retener, filtrar o derivar los caudales. Favorecer la laminación de las crecidas y actuar antes de que se manifiesten los problemas es clave para evitar desastres mayores.
Recordando un convenio entre el Estado y las comunidades autónomas para la prevención de avenidas torrenciales y la restauración de cuencas hidrológicas, el cual estuvo en vigor desde 1984 hasta 2010, Pérez-Soba lamenta que este convenio haya desaparecido y aún no se haya recuperado, a pesar de que la última revisión del Plan Forestal lo considera.
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