Crónica España.

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Icom no confirma participación en envío de walkie-talkies explosivos a Líbano.

Icom no confirma participación en envío de walkie-talkies explosivos a Líbano.

La empresa japonesa Icom, conocida por fabricar dispositivos de radio, ha manifestado su incapacidad para confirmar si los walkie-talkies con su logo que explotaron recientemente en Líbano y causaron una veintena de muertos y más de 450 heridos fueron enviados por su empresa.

Según la compañía, el modelo IC-V82, un radio portátil fabricado y enviado a mercados extranjeros, incluida la región de Oriente Próximo, entre 2004 y octubre de 2014, fue descontinuado hace unos diez años y no ha sido enviado desde entonces.

En un comunicado publicado en su página web, Icom explicó que la producción de la batería utilizada en los dispositivos ya no se lleva a cabo, y que el producto cuenta con un holograma para evitar falsificaciones, lo que dificulta confirmar su origen.

En relación a la distribución de sus productos, la empresa hizo hincapié en que los envíos a mercados extranjeros se realizan únicamente a través de distribuidores autorizados, siguiendo normativas de control de seguridad establecidas por el Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón.

La fabricación de los radios de Icom se lleva a cabo en su filial de producción Wakayama Icom Co. en la prefectura de Wakayama, bajo estrictos estándares de gestión y con partes especificadas. Además, aseguran que todas las radios se fabrican en la misma fábrica y no en el extranjero.

Tras las explosiones en Líbano, Icom había anunciado que estaban investigando los hechos para obtener más información y prometieron informar de nuevos detalles una vez que los obtuvieran.

Anteriormente, otra serie de explosiones de buscapersonas pertenecientes a supuestos miembros de Hezbolá habían causado la muerte de doce personas y dejado unos 2,800 heridos. Las investigaciones sugieren que los explosivos fueron colocados en los dispositivos, lo que plantea interrogantes sobre cómo y cuándo se realizaron dichas acciones.

La empresa taiwanesa Gold Apollo, cuyos dispositivos también explotaron en Líbano, afirmó que fueron fabricados por una compañía en Budapest, Hungría, pero el Gobierno húngaro aclaró que se trata de un simple intermediario comercial. Tanto las autoridades libanesas como Hezbolá acusaron a Israel de las explosiones y amenazaron con una respuesta, aunque el Gobierno israelí no ha emitido declaraciones al respecto.