Hamás asume responsabilidad por el tiroteo mortal en Cisjordania con la colaboración de Yihad Islámica y Al Fatá.
En la jornada del 9 de enero, desde Madrid, se ha confirmado que las Brigadas Al Qassam, el ala armada del Movimiento de Resistencia Islámica, más conocido como Hamás, han declarado su responsabilidad compartida en un reciente ataque a tiros que tuvo lugar en Al Funduk, localizado en el noroeste de Cisjordania. Este asalto resultó en la muerte de tres ciudadanos israelíes y ha sido atribuido también a las brigadas de la Yihad Islámica y a los aliados del partido Al Fatá, presidido por Mahmud Abbas.
En un breve comunicado distribuido a través del diario 'Filastín', relacionado con Hamás, se destacó que "las Brigadas, en colaboración con las Brigadas Al Quds y las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, asumen conjuntamente la responsabilidad del ataque perpetrado en Al Funduk, en Qalqilya". Este lenguaje refleja no solo una reivindicación del acto violento, sino también un esfuerzo por consolidar la imagen de unidad entre las facciones armadas palestinas.
Hamás ha señalado al comandante Jaafar Ahmed Dababseh como el cerebro detrás de esta "heroica operación", argumentando que este ataque envía un contundente mensaje de unidad a las fuerzas que integran el Ejército israelí. Se ha informado que Dababseh fue abatido por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en un enfrentamiento cercano a la localidad de Nablús. Sin embargo, los tres atacantes del asalto inicial continúan en libertad, habiéndose dado a la fuga tras ejecutar su plan.
El grupo islamista ha expresado su orgullo por esta operación conjunta, resaltando cómo demuestra la "solidaridad entre las diversas facciones de la resistencia" y marcando este ataque como respuesta a lo que ellos consideran continuas "masacres del enemigo", tanto en la Franja de Gaza como en Cisjordania. Este tipo de retórica es común entre los grupos militantes palestinos, que buscan justificar sus acciones violentas en medio de un conflicto prolongado.
Entre las víctimas del tiroteo se encontraban tres israelíes, uno de los cuales era un agente de policía. El ataque, que se dirigió contra un autobús y otros vehículos en la ruta 55, tuvo lugar a inicio de esta semana y dejó también a una decena de personas heridas, un claro reflejo de la escalofriante violencia que marca la situación en esa región.
Por otro lado, el Ministerio de Exteriores palestino ha emitido una condena enérgica contra lo que denominaron "el atroz crimen cometido por las fuerzas de ocupación" en la ciudad de Tamún, donde tres personas, incluidas dos menores de edad de nueve y diez años, perdieron la vida en una operación que se justificó con la alegación de combatir una "célula armada".
El comunicado del ministerio sostiene que esta situación es una continuación de los crímenes de ocupación, rememorando un incidente similar en el campamento de Balata, donde se acusó a las fuerzas israelíes de hacer uso de una ambulancia para llevar a cabo un ataque contra civiles. Este tipo de discursos busca deslegitimar las acciones israelíes, aludiendo a un patrón de ataques deliberados contra población civil en la región.
Adicionalmente, se catalogó estos eventos como una representación palpable de las violaciones en curso de las fuerzas israelíes contra los palestinos, subrayando que dicha violencia contradice claramente el Derecho Internacional y las Convenciones de Ginebra. Esta narrativa es utilizada frecuentemente en el ámbito internacional para evidenciar las tensiones crecientes y la inestabilidad en el conflicto israelo-palestino.
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