En un comunicado oficial, el Ministerio de Exteriores palestino ha lanzado duras acusaciones contra el Gobierno de Israel, refiriéndose al reciente derribo de viviendas en Jerusalén como una clara manifestación del denominado "crimen de limpieza étnica". Esta declaración ha causado un notable revuelo en los círculos políticos y sociales de la región.
La cartera de Asuntos Exteriores y Expatriados palestina ha especificado que la demolición de la sede de la Asociación Al Bustan, ubicada en la ciudad de Silwan, también en Jerusalén ocupada, es un claro ejemplo de la "política de limpieza étnica" que a su juicio se está llevando a cabo de manera sistemática. Este mensaje fue difundido a través de un post en Facebook que resuena con la inquietud y el sufrimiento de la comunidad palestina ante tales acciones.
El Gobierno palestino ha advertido que, ante los ataques y demoliciones en el barrio de Bustan, más de 1.500 residentes jerosolimitanos están en riesgo de ser desplazados forzosamente de sus hogares. Este hecho es considerado por las autoridades de Palestina como un acto agresivo y planificado destinado a despojar a los palestinos de su lugar en la ciudad.
Las autoridades palestinas han calificado este acto de demolición como una muestra de la estrategia israelí que busca eliminar a los "dueños originales" de Jerusalén, describiéndolo como una de las formas más atroces de desplazamiento forzado. En este contexto, advierten que este tipo de acciones son parte de un esfuerzo mayor para judaizar la ciudad, buscando consolidar su conexión con la historia israelí en detrimento de la herencia palestina, como fue declarado por la agencia Wafa.
El Ministerio de Exteriores ha ido más allá, declarando que todas las medidas llevadas a cabo por las autoridades de ocupación en Jerusalén son "ilegales" e "inválidas" según el Derecho Internacional. Este argumento resalta la postura palestina de que Jerusalén Este es un territorio palestino ocupado y que debe ser reconocido como la capital eterna del futuro Estado de Palestina.
Esta condena por parte del Ministerio de Exteriores palestino se produce en un contexto de afirmaciones del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, quien ha reafirmado su compromiso en la lucha por la libertad y la independencia del pueblo palestino. En un discurso por el 36º aniversario de la Declaración de Independencia palestina, Abbas aseguró que su mano está "tendida a la paz", aunque enfatizó que este deseo no se ofrecerá a cualquier costo.
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