En un movimiento que ha generado inquietud entre las principales empresas tecnológicas chinas, el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha incluido recientemente a Tencent y Contemporary Amperex Technology Co. Limited (CATL) en su lista de compañías militares, una decisión que ha desatado una ola de críticas por parte de ambas firmas.
La inclusión de estas empresas en la lista, la cual se deriva de la Sección 1260H de la Ley de Autorización de Defensa Nacional de 2021, implica que el Pentágono identifica anualmente a una serie de compañías chinas vinculadas al Ejercito Popular de China. En la última actualización, más de 130 entidades chinas fueron señaladas, entre ellas gigantes como China Three Gorges, Cosco Shipping, Huawei y Semiconductor Manufacturing International Corporation (SMIC).
En un contexto más amplio, la reacción del mercado no se ha hecho esperar, ya que las acciones de Tencent vieron caer su valor en más de un 7% y CATL registró una disminución cercana al 3%. Ambas empresas han calificado la decisión del Pentágono como un “error”, argumentando que su inclusión en la lista no refleja su real naturaleza corporativa ni sus operaciones.
Tencent, a través de un comunicado publicado en el diario estatal chino STCN, ha defendido su posición, manifestando que es “obvio” que no tiene ninguna relación con actividades militares, ya que la compañía no es una empresa ni proveedor militar. Asimismo, se comprometió a colaborar con las autoridades estadounidenses para “resolver los malentendidos” que han llevado a esta decisión.
Por su parte, CATL también ha expresado su desacuerdo ante la decisión, reafirmando en el mismo medio que su empresa no se involucra en asuntos relacionados con el ámbito militar, reiterando así su enfoque en el sector de las baterías y energías renovables.
A pesar de que la inclusión en la lista no conlleva sanciones legales inmediatas, sí plantea desafíos de reputación para estas compañías. El Departamento de Defensa ha establecido que, a partir de junio de 2026, no podrá contratar a ninguna de las empresas señaladas, y en 2027, se prohibirán la adquisición de bienes o servicios que impliquen a dichas entidades en sus cadenas de suministro.
Esta situación resalta la creciente tensión entre Estados Unidos y China en el ámbito tecnológico y militar, un conflicto que no solo impacta a los gigantes de la tecnología, sino que también podría tener repercusiones en el intercambio comercial y la cooperación internacional en el futuro.
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