Crónica España.

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Enviado de la ONU alerta sobre el profundo sufrimiento tras un año de conflicto en Gaza.

Enviado de la ONU alerta sobre el profundo sufrimiento tras un año de conflicto en Gaza.

En Madrid, el 19 de noviembre, se ha llevado a cabo una conferencia en la que el enviado de paz de Naciones Unidas para Oriente Próximo, Tor Wennesland, expresaba su profunda preocupación por la escalada de violencia en la región. En sus declaraciones, Wennesland describió la situación en la Franja de Gaza tras más de un año de intensos enfrentamientos, señalando que el dolor y el trauma generados por los recientes ataques del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), perpetrados el 7 de octubre, han sido devastadores.

Durante su intervención desde Nueva York, en una sesión informativa ante el Consejo de Seguridad de la ONU, el enviado hizo hincapié en la gravedad de la crisis. "Estamos atravesando un momento sombrío tras más de un año de cruenta violencia. Lo que estamos viviendo es una pesadilla. El nivel de trauma y dolor causado es inconmensurable", afirmó, instando a la comunidad internacional a reconocer la turística delicadeza del conflicto.

Wennesland criticó también la situación en la que el enfrentamiento entre el Ejército israelí y Hamás ha trascendido a otros países de la región, implicando a diversos grupos armados no estatales, lo que complica aún más la paz. Su mensaje estaba claramente orientado a las naciones y organizaciones que tienen la capacidad de mediar en el conflicto.

En una serie de preguntas retóricas, el enviado cuestionó: "¿Qué más sufrimiento podemos esperar que padezca la población civil, tanto israelí como palestina? ¿Hasta qué punto son efectivos los sistemas legales internacionales destinados a resguardar a los inocentes? Y, fundamentalmente, ¿es posible que las instituciones palestinas sean debilitadas sin poner en riesgo los acuerdos que buscan una solución pacífica al conflicto?" Ante el Consejo de Seguridad, estas inquietudes resonaron como un llamado urgente a la acción.

Wennesland subrayó la importancia de que la comunidad internacional, junto con las partes involucradas, pongan en marcha esfuerzos diplomáticos consistentes con el objetivo de cerrar la herida abierta de la guerra. A su juicio, Gaza debe permanecer como un elemento esencial en la conformación de un futuro Estado palestino, exigiendo que no haya reducciones territoriales ni presencia militar de Israel en la región. Además, insistió en que la Franja de Gaza y Cisjordania deben estar "unificadas política, económica y administrativamente", bajo un gobierno que cuente con el respaldo tanto del pueblo palestino como de la comunidad internacional.

Además, el enviado de la ONU enfatizó la necesidad imperante de abordar las cuestiones legítimas de seguridad que plantea Israel, especialmente después de los ataques del 7 de octubre, aunque no detalló cómo podrían abordarse estas preocupaciones. Esta ambigüedad ha dejado abierta la pregunta sobre cómo se pueden equilibrar las necesidades de seguridad y los derechos de los palestinos.

Wennesland abogó por una "respuesta colectiva" que se ocupe de la recuperación y reconstrucción de Gaza, así como por un "proceso político" que genere avances concretos hacia una solución de dos Estados. La perspectiva de una paz duradera es una constante en su discurso, y su compromiso con este objetivo quedó claro.

En su cierre, Wennesland reafirmó el compromiso de Naciones Unidas de participar y colaborar en estos esfuerzos. "Estamos decididos a que esta guerra horrible no solo termine pronto, sino que concluye de manera que se asegure un futuro más prometedor para palestinos, israelíes y toda la región", concluyó con una nota de esperanza y determinación.

En una parte adicional de sus intervenciones, el enviado de la ONU también abordó la inquietante situación en Líbano, indicando que "como se había temido, un año de enfrentamientos armados a lo largo de la Línea Azul entre Israel y Hezbolá ha evolucionado hacia una guerra total". En este sentido, Wennesland hizo un llamado a recordar a todas las víctimas civiles que ha dejado la contienda, subrayando la necesidad de no perder de vista el costo humano del conflicto.