El Thyssen revela cómo el color y la composición de las obras impactan en las emociones del público.
Un reciente estudio llevado a cabo por el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Quirónsalud y la Universidad Rey Juan Carlos ha revelado que la percepción del color y la composición en diversas obras de arte puede tener un efecto significativo en las emociones experimentadas por los espectadores. Este proyecto, titulado ‘Emociones a través del arte’, se inició en mayo de 2024 y fusiona los campos del arte, la salud y la educación.
De acuerdo con los investigadores, el propósito principal de este análisis es descubrir e identificar las respuestas emocionales inconscientes que surgen al observar obras de arte, así como examinar los beneficios que esto puede tener para la salud de las personas. Este estudio es fundamental para comprender de manera más profunda cómo el arte impacta en la experiencia humana.
Las investigadores Ana Reyes, profesora de la Universidad Rey Juan Carlos, y Rebeca Antolín, especialista en Ciencias de la Información, llevaron a cabo un estudio durante ocho semanas con la participación de 127 individuos de entre 18 y 65 años, de los cuales un 67% eran mujeres, un 31% hombres y un 2% de otro género.
En un entorno de laboratorio controlado, analizaron las emociones que generan 125 obras de arte representativas de las colecciones del Thyssen-Bornemisza y de Carmen Thyssen. Se encontró que los colores cálidos y las composiciones equilibradas generalmente provocan emociones positivas, mientras que los contrastes de luces y sombras intensifican la respuesta emocional.
Por ejemplo, la obra 'La Cena de Emaús' de Matthias Stom, pintada entre 1633 y 1639, suscita un interés reflexivo, mientras que piezas como 'El violinista alegre con un vaso de vino' de Gerard van Honthorst, datada hacia 1624, evocan emociones más enérgicas y activas, evidenciando la variedad de respuestas emocionales que pueden generar diferentes estilos artísticos.
Además, los hallazgos sugieren que ciertas pinturas inducen únicamente emociones positivas, mientras que otras provocan exclusivamente negativas. Esto evidencia que las características visuales de las obras no solo capturan la atención del espectador, sino que son determinantes en la experimentación de respuestas emocionales, tanto conscientes como inconscientes.
Las investigadoras utilizaron tecnología avanzada en su análisis, que incluyó eye-tracking para rastrear los movimientos oculares, reconocimiento facial para decodificar expresiones mediante algoritmos y la respuesta psico-galvánica de la piel (GSR) para detectar la actividad electrodérmica en respuesta a emociones.
La investigación recolectó 9.525 estímulos biométricos (con tres métricas por obra por individuo) y 3.175 autoinformes basados en el modelo circumplejo de Plutchik, sumando un total de 12.700 métricas que reflejan tanto las activaciones fisiológicas como las percepciones conscientes. La metodología empleada ha proporcionado una visión profunda sobre las emociones, destacando que elementos como los rostros en las pinturas capturan la atención más rápidamente y generan una conexión emocional más fuerte con el espectador.
Con base en los datos obtenidos, se ha creado una experiencia visual interactiva que se centra en la percepción única de cada espectador, permitiéndole explorar las emociones que despiertan las obras de arte. Esta iniciativa no solo busca entender el impacto del arte en las emociones a nivel personal, sino que también propone un camino hacia el autoconocimiento relacionado con la salud y el bienestar.
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